El hombre más rico de la historia que hizo emperador Carlos I
Jakob Fugger fue el banquero de los Habsburgo y la principal fortuna de la Europa del Renacimiento
Jakob Fugger 1459-1525
- Banquero, mercader, prestamista y empresario de la minería
Dicen que en la España del siglo XV existía la expresión "ser más rico que un Fúcar", en referencia a la familia Fugger y que da una idea de lo implantado en la cultura popular que estaba el poder financiero de esta dinastía centroeuropea. La realidad es que los Fugger eran muy ricos, hasta el punto de que uno de sus miembros, Jakob Fugger, es considerado por algunos estudiosos como el hombre más rico de la historia. Por si había alguna duda, uno de los apelativos de ese Fugger era el rico.
Nuestro protagonista nació en el seno de una familia numerosa de Baviera que había visto como el jefe de la casa, Jakob Fugger el Viejo, conseguía convertirse en uno de los hombres más ricos de la región, siendo hijo de un tejedor con una pequeña explotación. Las habilidades del padre en el mundo del comercio permitieron que sus hijos heredaran una gran fortuna que, entre otras cosas, le serviría para hacer de banqueros de los clientes más poderosos del momento. El primer terreno donde los Fugger acumularon riqueza fue en el textil, comprando ropas a fabricantes locales y vendiéndolas en otras ciudades alemanas, pero también a Venecia, gran potencia del momento. Esto les proporcionó suficiente liquidez para hacer de prestamistas, sobre todo con la casa real de los Habsburgo y con la Iglesia católica, y también para empezar a invertir en varias explotaciones mineras (en esto último, cabe decir que llegaron a controlar la mayor parte del cobre europeo). Por rama materna, Jakob Fugger era descendiente de los Basinger, la familia con el privilegio de acuñar la moneda local en Augsburgo (Baviera).
La vocación más temprana de Fugger fue el sacerdocio, pero cuando sus hermanos vieron que faltaban manos para dirigir el gigantesco negocio familiar dejó el hábito y se fue a Venecia a formarse (esa ciudad -estado era donde tradicionalmente se formaban los grandes hombres de negocios alemanes). La incorporación a las actividades comerciales la realizó a través de la rama de minería y metales nobles, donde le llegaron los primeros éxitos como gestor: por ejemplo, en 1487 logró la concesión de las minas de plata del Tirol. Poco después de cumplir los 40 ya era el responsable máximo de los negocios familiares, a pesar de ser el más pequeño de los hermanos en ese momento.
Asociarse con el monarca Maximiliano I fue una buena idea porque el archiduque de Austria y posteriormente emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico tenía un nivel de gasto exageradamente elevado y necesitaba crédito constantemente, una financiación que le proporcionaba casi en exclusiva la familia Fugger . El emperador y Fugger habían nacido con pocos días de diferencia y quizás por eso se entendían tan bien. Hacia 1512, el negocio familiar ya había abierto oficinas en Lisboa, Roma, Nápoles y Amberes, por lo que se había transformado en una verdadera multinacional.
Presiones para hacer emperador alemán Carlos I
El gran problema para la familia vino cuando Maximiliano se puso enfermo y se declaró incapaz de saldar sus deudas. La única opción que vio Fugger para recuperar el dinero prestado fue que el siguiente emperador fuera también de la dinastía de los Habsburgo, porque estaba seguro de que si había un cambio dinástico nadie le compensaría el dinero prestado. Con esta intención se puso manos a la obra y destinó una ingente fortuna para asegurarse de que los electores eligieran como nuevo emperador al neto de Maximiliano I, el célebre Carlos V de Alemania e I de España. El plan funcionó porque el 28 de junio de 1519 fue elegido el candidato preferido y, en consecuencia, la relación comercial entre los Fugger y los Habsburgo salía adelante.
La realidad es que la monarquía castellana aún hizo mayor el agujero, porque se enzarzaron en innumerables guerras y sus consiguientes suspensiones de pago. Un descendiente de los Fugger aseguraba a finales de los 90 del siglo pasado que la monarquía española, junto a la rama austríaca, les habían dejado a deber el equivalente en ese momento a 250.000 millones de marcos alemanes, o sea, unos 130.000 millones de euros .
Hablando de cifras, resulta muy complicado comparar patrimonios de épocas tan distintas, pero según algunos historiadores los Fugger en su momento de esplendor habían llegado a acumular hasta 6 millones de florines, que según el valor del oro ahora equivaldrían a unos 1.500 millones de euros. Por su parte, el biógrafo actual del magnate renacentista eleva su fortuna hasta los 400.000 millones de dólares actuales, una cifra seguramente exagerada.