Seguimos recaudando: tres euros por paquete internacional
Esta semana la Unión Europea ha aprobado una nueva medida arancelaria: cobrar tres euros por cada paquete internacional que llegue al territorio europeo con un valor inferior a 150 euros. Aunque no se explicita abiertamente, el foco es evidente: las grandes plataformas dee-commerce asiáticas, como Shein o Temu. La pregunta es inevitable: ¿servirá realmente esta medida?
De entrada, el arancel actúa como elemento de contrapeso. Estas plataformas se benefician de subvenciones del gobierno chino destinadas a incentivar las exportaciones, lo que les permite ofrecer unos costes de transporte prácticamente irrisorios, a menudo gratuitos para el consumidor final. A esto se suma que muchos de sus productos tienen precios mucho más competitivos que los europeos. La combinación de precios bajos y envíos baratos hace que comprar en ellos resulte especialmente atractivo. ¿Quién no ha visto, por ejemplo, utensilios de cocina por sólo un euro enviados directamente desde China a su casa?
Ahora bien, es necesario poner el foco en el consumidor. ¿Un sobrecoste de tres euros cambiará realmente su comportamiento de compra? Probablemente no, si se pone en relación al precio final. Un encargo que antes costaba 20 euros, ahora costará 23, y seguirá siendo más barato que adquirir el mismo producto en Europa. Sin embargo, sí es previsible una reducción en el número de paquetes: si cada envío tiene un coste fijo, lo lógico será agrupar pedidos y reducir la frecuencia de los encargos. En ese sentido, la medida podría tener un impacto positivo en términos de sostenibilidad.
Sin embargo, el carácter de la iniciativa parece sobre todo recaudatorio. Un impuesto más que, en última instancia, acaba asumiendo el ciudadano. Y aquí aparece otra cuestión relevante: ¿a qué perfil de usuario se está cargando ese coste? En su mayoría, a personas jóvenes con recursos económicos limitados.