Gonzalo Murillo: "Los investigadores necesitan salir del laboratorio y pensar más en el negocio"

Fundador de EnergIoT, empresa creadora de sensores capaces de funcionar con energía ambiental

Marc Amat
y Marc Amat

Usted, de un doctorado, ha realizado un negocio.

Sí. Soy de Granada y, después de estudiar ingeniería electrónica, decidí venir a Barcelona para doctorarme en sistemas microelectromecánicos. Era 2007. Mi investigación giraba en torno a una idea, a priori, bastante simple: conseguir recoger energía ambiental para convertirla en electricidad. Un ejemplo: en un avión comercial hay más de 6.000 pequeños dispositivos de baja potencia que conllevan 500 kilómetros de cable y un montón de pequeñas baterías que deben revisarse periódicamente. Con nuestros sensores y tecnología que hemos patentado, convertimos la energía mecánica que genera la vibración de la nave en electricidad. Además, funciona inalámbrico y vinculado al internet de las cosas (IoT), lo que permite tener una monitorización en tiempo real del estado de todos estos pequeños dispositivos.

¿En qué momento decidió salir del laboratorio y empezar a pensar en dar el salto al mercado?

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Hice un curso en la Universidad Autónoma de Barcelona en el que aprendí cómo convertir una investigación en negocio. Es un proceso realmente complicado. Hoy, el mundo de la investigación no está todavía orientado a obtener resultados que puedan ser exportados al ámbito comercial. De hecho, el investigador tampoco sabe cómo hacerlo. No quiero decir que sea necesario que todo el mundo haga un máster en administración de empresas, pero a menudo les iría bien salir del laboratorio y ver si esto podría funcionar desde un punto de vista comercial. Necesitan un baño de realidad. Ahora se valora a los investigadores por el número de artículos académicos que han publicado. Quizá habría que ponderar también si lo que se ha descubierto -si se llegara a comercializar- sería realmente útil o no.

Terminó su doctorado en 2011, decidió llevarlo al mercado, pero aún no lo comercializan. ¿En qué punto se encuentran?

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Estamos negociando con inversores como InnoEnergy. De hecho, este mes esperamos cerrar ya un acuerdo. También hemos hablado con varios business angels y fondos de capital riesgo. Realmente, inversores en el sector no nos faltan, pero hemos sido distinguidos con muchos premios que nos aseguran poder seguir trabajando. En 2018 sería ideal poder iniciar un proyecto de colaboración con algún futuro cliente que nos permitiera hacer la validación final del dispositivo, llegar a la versión comercial y realizar las pruebas piloto.

Pero dicen que ya trabajan con empresas como Airbus o Gas Natural.

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Sí. Nos han conocido a través de nuestra participación en un proyecto europeo, pero también gracias a los reconocimientos que hemos ido recibiendo. Con Airbus podemos eliminarles las baterías de los pequeños dispositivos y con Gas Natural, sensorizarles toda la red de suministro desplegando un número de sensores bestial, distribuidos por toda España, aprovechando la misma energía de los flujos.

¿El mercado está realmente preparado para adoptar su tecnología?

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En dos años debería estarlo del todo. Actualmente, las empresas deben ser previsoras y saber detectar las tecnologías que van a tomar fuerza en un futuro. Antes, cuando entraba un nuevo sistema en el mercado, había un período de adaptación que les daba margen para reaccionar. Ahora esto ya no existe. Todo va muy rápido. Es mejor apostar arriesgándose que no quedarse de brazos cruzados.-