Jaume Asens, el abogado de okupas e independentistas a quien Pedro Sánchez vetó como ministro

BarcelonaAl día siguiente de las elecciones generales de 2023, Jaume Asens (Barcelona, ​​1972) recibió una llamada de Yolanda Díaz mientras estaba en casa. Había dejado la política y se preparaba para reanudar una tesis doctoral sobre el derecho a la protesta que tiene a medias desde finales de los años 90. Díaz le pidió que tomara las riendas de la negociación con Esquerra y Junts de lo que acabaría siendo la ley de amnistía. Asens aceptó. Volvía así a la primera línea política después de haber dado el salto en el 2015 desde el Ayuntamiento de Barcelona con Ada Colau, al que conoció en una asamblea universitaria en la Facultad de Filosofía cuando tenía menos de 20 años.

El de teniente de alcalde fue su primer cargo institucional. "Los inicios fueron muy difíciles. Éramos nuevos y costaba mucho sacar adelante las cosas", explica al ARA el candidato de los comunes y de Sumar en las elecciones europeas. Luego fue diputado en el Congreso en el 2019, y podía haber llegado a ser ministro. Pero Pedro Sánchez le vetó como miembro de su gobierno, explica, por lo mismo que cuatro años más tarde Díaz le iría a buscar: por sus conexiones con dirigentes independentistas. Entre ellos estaba su amigo y ahora rival el 9-J Toni Comín (Juntos), al que asesoró para que se marchara al exilio. "Y así fue como Pablo Iglesias me comunicó que no iba a ser ministro", recuerda. Se quedó de presidente del grupo parlamentario de Unides Podem y "en todo momento intentó hacer de puente" entre sus diversas familias, explica un estrecho colaborador.

Ahora Asens se prepara para aterrizar en Bruselas, un ecosistema político alejado de unos focos bajo los que nunca se ha encontrado cómodo. Lo hace después de haber roto el carné de Podemos, formación en la que se implicó después del 15-M, donde participó como abogado de los manifestantes, y que contribuyó a levantar en Catalunya. "Sin embargo, no era un militante de los de picar piedra en la calle", apunta una dirigente que le conoció en aquella época y que destaca, en cambio, su prestigio como letrado defensor de activistas sociales. Mucho antes de ir a ninguna lista electoral, el nombre de Asens, graduado en derecho y en filosofía, ya era conocido entre la juventud de izquierdas barcelonesa (especialmente, entre okupas y anarquistas). Era habitual que llevaran su nombre, apellido y teléfono al brazo en las manifestaciones por si eran detenidos.

El abogado de Xirinacs y del Vaquilla

Cercano a los movimientos vecinales de la ciudad, a los que también asesoró para denunciar el caso Palau, Asens fue el abogado al que acudieron en busca de los vecinos de Nou Barris el día del desalojo fallido del centro okupa de Can Masdeu en el 2001. "Pensó una estrategia muy buena. El juez quería sacarse de encima el caso y le dio una excusa para hacerlo", explica una de las personas que le fueron a encontrar en su despacho la víspera del 1 de mayo, cuando los activistas se habían atrincherado en el centro. Tratando al juez con mano izquierda, Asens logró evitar el desahucio. "Fui hace un tiempo. ¿Sabes que sigue funcionando?", dice. Además de defender a activistas anónimos y conocidos (como Lluís Maria Xirinacs), fue el abogado del Vaquilla antes de su muerte y del gurú Josep Pàmies.

Si es elegido eurodiputado, Asens dejará su Barcelona natal para instalarse en la capital belga. Su infancia transcurrió entre la Ciudad Condal y la isla de Mallorca, de donde es su madre. Estudió primaria en la escuela Decroly, en Sarrià-Sant Gervasi, y fue allí, de hecho, donde participó en las primeras asambleas y donde se presentó en sus primeras elecciones. La escuela aplicaba un modelo pedagógico basado en la elección de cargos entre los alumnos, divididos en tres equipos (los delfines, los halcones y los rebecos), que eligen a sus representantes por medio del voto. Asens era del equipo de los delfines: "Me recordaban Mallorca", dice.