Lecciones de la situación de la lengua en la Comunidad Valenciana

La presidenta de la Academia Valenciana de la Lengua (AVL), Verónica Cantó, estaba clara este domingo en una entrevista en el ARA: si no se hace nada por revertirlo, el valenciano entrará en una situación de emergencia en el plazo de cinco o siete años. Y aportaba datos para reforzar ese diagnóstico. La principal es que si en los años 80 se hablaba valenciano en un 55% de los hogares, ahora ese porcentaje es de sólo el 23%. A grandes rasgos, lo ocurrido es que el valenciano ha perdido su situación de predominio en las zonas catalanohablantes y ahora se encuentra minorizado incluso allí donde se ha hablado siempre.

Este panorama no puede sonar extraño tampoco desde Cataluña, donde sólo un 36% de la población habla catalán de forma habitual en su día a día, y donde últimamente han sonado todas las alarmas por la pérdida de uso social, sobre todo entre los jóvenes. Por eso no es extraño que en otras zonas del dominio lingüístico, con gobiernos claramente hostiles a la lengua como es el caso de la Comunidad Valenciana o Baleares, la situación sea mucho peor.

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En todo caso, y pese a que se trate de una tragedia anunciada, no podemos permitirnos quedarnos de brazos cruzados, porque la salud del catalán se juega también, y quizá sobre todo, allí donde la amenaza es más inminente. ¿Qué hacer? En el caso de la Comunidad Valenciana, la Generalitat de Catalunya ya anunció que ayudaría a las entidades perseguidas y las publicaciones censuradas por el gobierno Mazón-Barrera. Pero ésta debe ser sólo una línea de trabajo. En agosto PSOE y ERC pactaron, en el contexto de la votación de la mesa del Congreso, una ley de lenguas para todo el Estado. Éste debe ser el marco que debe servir para marcar unos mínimos y que se respeten derechos tan básicos como poder ser atendido en la lengua que quieras en tu relación con la administración. Esta ley debería acelerarse para que no quede sepultada por otros proyectos políticamente más importantes como la amnistía.

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Pero, como decíamos, esta precariedad lingüística no es privativa del País Valencià. El reportaje de Mònica Bernabé sobre el barrio de la Florida demuestra que existen núcleos de población dentro de Cataluña que se sienten muy alejados de la lengua y la cultura propias porque se sienten excluidos y marginados. No es sólo un tema de lengua, pero también. Si no se consigue sumar a los recién llegados a la comunidad catalanohablante, la lengua y, también, la cohesión social se resentirán.

En este contexto, el presidente español, Pedro Sánchez, ha anunciado este domingo un plan para reforzar las matemáticas y la comprensión lectora en la escuela a raíz de los malos resultados del último informe PISA. Sin obviar que el presidente español es especialista en generar titulares que después deben concretarse, lo cierto es que algo debe hacerse para mejorar el rendimiento escolar. Sin embargo, cada territorio tiene una realidad diferente: unos tienen inmigración y otros no, unos tienen lengua propia diferente del castellano y otros no, etc. Cualquier plan que se haga debe tener en cuenta la realidad compleja y plurilingüística del estado español.