Movilización total para ayudar al País Valenciano

Cuarenta y ocho horas después de la riada que ha arrasado comarcas enteras de la provincia de Valencia, el balance de víctimas mortales ha subido a 155, pero lo peor es que esta cifra no es ni mucho menos definitiva, ya que ni siquiera existe un número aproximado de desaparecidos. Sin embargo, a la tragedia de los muertos y desaparecidos se suma una situación de auténtica emergencia humanitaria sobre el terreno, con poblaciones enteras sin luz ni agua corriente, en algunos casos incomunicadas, y donde ahora mismo la prioridad es cubrir las necesidades más básicas porque la situación no empeore.

Ahora, pues, la prioridad debe ser decretar una movilización total de recursos en el menor tiempo posible para restablecer unas mínimas condiciones de normalidad, limpiando las vías de comunicación, retirando los coches, arreglando toda la infraestructura eléctrica, etc. El centro del País Valenciano es ahora mismo una zona devastada y habrá que reconstruirla de nuevo. Seguramente, todavía no somos suficientemente conscientes de lo ocurrido.

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Sin embargo, hay algo que cada vez está más claro, y es que ha habido una gestión negligente de la crisis desde el punto de vista de las vidas humanas. Si el martes la Generalitat no envió la alerta a la población para que se resguardara hasta que ya era demasiado tarde, este jueves ha vuelto a ocurrir lo mismo en las comarcas de Castellón, donde hasta las 11.50 no se ha enviado a la gente ninguna en casa. Además, en lugares como Castellón ciudad, gobernada por PP y Vox, ni siquiera se habían suspendido las clases. Resulta inexplicable que viendo lo ocurrido 24 horas antes, y conociendo la previsión meteorológica, no se hubiera dado la orden de irse a casa antes. Es un error sobre otro error.

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El presidente Carlos Mazón se ha visto completamente desbordado, hasta el punto de que ha tenido palabras de agradecimiento por Pedro Sánchez, una actitud impensable en sus correligionarios madrileños. De hecho, Alberto Núñez Feijóo ha intentado desviar la responsabilidad hacia el gobierno español con el argumento absurdo de que la Agencia Estatal de Meteorología es un organismo estatal. Y es que una de las pocas competencias exclusivas de la Generalitat Valenciana, como la catalana, es la de Protección Civil. La responsabilidad de implementar los planes de emergencia y alertar a la población era, pues, del gobierno Mazón.

Da la impresión de que el propio Mazón no estaba preparado para afrontar una situación como esta y que tampoco se ha acabado de creer nunca el autogobierno valenciano. Su parálisis a la hora de tomar decisiones difíciles o incluso impopulares, como un paro general de la actividad económica durante las horas críticas de la tarde del martes, demuestra que no está capacitado para el cargo. Ni tomó las decisiones correctas en su día ni ha sabido liderar después. En todo caso, lo ocurrido en la Comunidad Valenciana es una muestra clara de que el voto tiene consecuencias, de que la política no es sólo inaugurar eventos y participar en fiestas. La principal responsabilidad de un político es velar por la seguridad de sus ciudadanos. Y ahí el fracaso de Mazón ha sido absoluto.