No podemos permitir el narcoestado

Hace tiempo que hay indicios de una creciente penetración del narcotráfico en Cataluña y España. Somos la gran puerta de entrada a Europa de la droga mundial. De hecho, Cataluña es hoy una importante exportadora de marihuana y una importadora de crimen organizado. La frase no es una simple percepción. Le ha pronunciado alguien bien informado: Ramon Chacón, jefe de la Comisaría General de Investigación Criminal de los Mossos d'Esquadra. El escritor Roberto Saviano, autor del libro denuncia Gomorra, lleva ya décadas advirtiendo del hecho de que Barcelona y la costa mediterránea peninsular son geografía del blanqueo de dinero mafioso, con la droga como uno de los negocios relevantes.

Este viernes hemos conocido una noticia que confirma las sospechas. El jefe de delitos económicos de la brigada judicial de la Policía Nacional en Madrid, encargado de perseguir el blanqueo en la región, fue detenido por su presunta relación con negocios relacionados con el narcotráfico. Se han encontrado en su domicilio de Alcalá de Henares, metidos en las paredes, veinte millones de euros en efectivo. Dinero negro. Más: en su despacho de la Jefatura Superior de Policía de Madrid también se ha encontrado otro millón de euros. Su pareja, que también es miembro del cuerpo policial y trabaja en la comisaría de la localidad en la que viven, ha sido igualmente detenida. La operación está relacionada con el decomiso de 13.062 kilos de cocaína en el puerto de Algeciras. Gibraltar, Marbella, Málaga, Valencia... Y para arriba. Hasta Cataluña. Naturalmente, también están Galicia y Canarias. Toda la costa es campo por correr.

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Las bandas organizadas internacionales no sólo están burlando los controles policiales del litoral, sino que se están infiltrando. Albaneses y colombianos están ahora en primera línea. El peligro que estemos avanzando hacia un narcoestado no es despreciable. Sin duda estamos lejos de casos como México o Italia. Aquí no hay ajustes de cuentas ni delitos de sangre. Intentan no hacer ruido. El Estado es puerta de entrada y base de operaciones: invierten, blanquean dinero comprando propiedades. Y viven bien. Solo algunas mafias marroquíes han protagonizado revanchas y crímenes en la Costa del Sol.

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En cualquier caso, los narcos, sean más o menos visibles, están aquí, entre nosotros. Somos claramente vulnerables a su potencia criminal. Normalmente el entrismo del crimen organizado comienza por las policías locales y va escalando. El caso que ahora nos ocupa es significativo: habían captado un mando superior especializado precisamente en desenmascarar el blanqueo. El aviso de los expertos lleva tiempo sobre la mesa: los traficantes no solo buscan introducir más mercancía y tener más ganancias, sino también asaltar el poder como medida para actuar con garantías de éxito. Y que los decomisos de droga no hayan parado de crecer no tiene tanto que ver con el éxito policial como con el aumento de la actividad delictiva. En el Estado, en 2023 se incautaron 70.000 kilos de cocaína, cifra récord, un 32% más que en 2022 (45.000 kilos). El problema es evidente y creciente.