El nuevo etiquetado revela que el vino no se hace sólo con uva
Las bodegas comienzan a informar de las calorías y los ingredientes por exigencia de la UE
El vino ha empezado a informar a los consumidores de las calorías que contiene y de los ingredientes que se han empleado para producirlo. Es una exigencia de la UE para los vinos que hayan culminado su proceso de elaboración a partir del 8 de diciembre, pero hay bodegas que ofrecen ya estos datos por adelantado y muestran que para hacer vino no sólo se utiliza uva. Calorías e ingredientes son ahora accesibles a través de las etiquetas de las botellas y de las webs de comercios que los comercializan, como supermercados.
Incluso hay vinos que ya incorporan la información pese a que podrían haber quedado al margen de la normativa porque su producción había finalizado antes de la entrada en vigor del nuevo etiquetado. Se pone fin así a una anomalía, porque hasta ahora el vino no estaba obligado a informar de las calorías ni de los ingredientes –solo tenía que detallar si llevaba sulfitos añadidos, que es un alérgeno–, a diferencia de los otros productos también considerados alimenticios .
La nueva normativa establece que la etiqueta debe incluir el valor energético (las calorías), mientras que para los ingredientes y la información nutricional completa es suficiente con que la etiqueta incorpore un código QR que remita a una web que contenga la información. La aplicación de estos cambios será progresiva y fuentes del Instituto Catalán de la Viña y el Vino (Incavi), que depende de la Generalitat, dan por hecho que adaptarse al mismo comportará un tiempo. Entre otros, porque hay vinos que tardarán en lucir el nuevo etiquetado, dado que tienen largos procesos de producción, como algunos cavas.
Ingredientes, más allá de la uva
A partir de ahora, los consumidores pueden llevarse alguna sorpresa. Sobre todo si es la primera vez que pueden comprobar que la elaboración del vino no sólo consiste en la fermentación alcohólica del zumo que se obtiene de la uva (el mosto) y quizá añadir sulfitos para garantizar su conservación. Según ha podido constatar el ARA a partir de media docena de nuevas etiquetas, los primeros listados de ingredientes que se han puesto a disposición de los consumidores revelan que, además de la uva, se pueden haber utilizado productos como los reguladores del acidez (el ácido tartárico o el málico), conservantes y antioxidantes (los sulfitos, el nitrógeno o el ácido ascórbico) y estabilizantes (como la goma arábiga, las manoproteínas de levaduras o el poliaspartado de potasio).
En uno de los listados consultados también aparece como ingrediente el agua, y esto a pesar de que debería haberse usado esporádicamente y como mucho para diluir otros productos empleados durante la elaboración, ya que está vetada para otros fines como la de rebajar el grado alcohólico.
En opinión del presidente-decano de la Asociación Catalana de Enología-Colegio de Enólogos y Enólogas de Cataluña (ACE-CEEC), Pere Campos, el consumidor debe tener toda esta información. Explica que los ingredientes "son productos que mayoritariamente el vino ya lleva de forma natural y que sólo se utilizan para corregir, estabilizar o conservar mejor sus virtudes".
También resalta que se están abriendo camino los vinos ecológicos, para los que la normativa es más estricta. En cualquier caso, garantiza que el enólogo intenta preservar lo que proporciona la naturaleza al máximo, por lo que no hace un abuso de estos productos cuando elabora el vino: "Son herramientas que tenemos y sólo las utilizamos cuando son estrictamente necesarias" .
No deja de ser una bebida alcohólica
Por parte del Colegio de Dietistas y Nutricionistas de Catalunya (Codinucat), Gemma Miranda celebra que el vino informe de los ingredientes y de las calorías –cada porción puede llevar unas 100 calorías, detalla–, pero llama a mantener la prudencia a la hora de consumirlo. "Nunca le pondremos la palabra saludable a una bebida alcohólica, porque por tomarla no estaré más sana que si no me la tomara", subraya.
Miranda recuerda que al vino a menudo se le presenta como una bebida con beneficios para la salud, como por su contenido en antioxidantes, pero insiste: "Como el precio que debo pagar es el alcohol, están descompensados" . Pese a los riesgos para la salud asociados a su consumo, ha quedado fuera del etiquetado la inclusión de una advertencia que indique que el vino es cancerígeno, una posibilidad que por ahora la Eurocámara ha rechazado.