Oye Sherman: "Mi miedo más grande ha sido ir a la cárcel por defraudar a Hacienda por error"

BarcelonaLa humorista Maria Rovira, conocida por el gran público como Oye Sherman, recuerda que ya durante su niñez se dio cuenta de lo que era el dinero: "Mis padres eran funcionarios y en ningún momento tuvimos problemas en casa, pero sí que notaba diferencias económicas con amigas cuando era pequeña, porque a ellas sus padres les daban más dinero para acudir a la feria".

De sus primeros trabajos, Rovira explica que, aparte de hacer de canguro, también trabajó haciendo de guía de tapas por el centro de Barcelona: "Pensaba que recordaba el temario de historia bien, pero después comprobé que todo lo que decía como guía no era cierto. Además, lo cobraba en negro y seguro que era lo más turbio del mundo".

Rovira admite que cuando cobró su primera nómina sólo tenía "veinte euros en la cuenta" y salió a celebrarlo en un bar: "Estaba pelada y estaba esperando a que llegara el dinero, y me hizo ilusión comer fuera como una excentricidad", dice. Como cualquier joven, Rovira trabajó en trabajos como redactora web o como dependienta mientras estudiaba, hasta que se convirtió en librera. "Fue el primer trabajo que me gustaba de verdad y estuve allí tres meses. Después ya tuve la oportunidad de entrar en la radio".

Una vez dentro del mundo de la comunicación, Rovira fue cogiendo relevancia hasta convertirse en humorista y poder vivir de sus colaboraciones. "Soy autónoma y tengo un gestor que me ayuda. Sinceramente, durante estos años mi mayor miedo ha sido ir a la cárcel por error, por defraudar a Hacienda sin saberlo", explica. Rovira también narra cómo hace un tiempo "temía mirar el saldo al banco", aunque, ahora que tiene unos ingresos regulares, no ha vuelto a repetir "la situación de quedarse con veinte euros".

Actualmente, Rovira vive compartiendo piso, lo que le permite no destinar tanto dinero a la vivienda: "Tengo suerte de poder llegar a finales de mes y quizás podría vivir sola, pero ahora no me planteo comprar un piso y como generación dedicamos muchos dinero en la vivienda". Por otra parte, Rovira explica que su peor compra o dispendio fue una videocámara cuando era estudiante de comunicación audiovisual: "Me sobrevaloré muchísimo a mí misma como videoartista y claramente no lo amorticé porque no grabé casi nada ". Por contra, la humorista destaca que su bolsa de agua caliente "es su mejor inversión".

En cuanto al mundo delstand-up, Rovira relata que los inicios no fueron fáciles y que la precarización en el sector es bastante extendida. "En mi caso me considero afortunada, pero es cierto que hay mucha gente haciendo bolos por cincuenta euros. Depende de la ocasión sí he hecho monólogos más activistas a precios simbólicos, pero ahora procuro que no, porque todo se ha hecho ido profesionalizando", declara.

Rovira también señala que, desde hace dos años, es más consciente de los límites de su tiempo. "Tengo la suerte de poderme permitir hacer vacaciones y no programar actuaciones ciertas semanas. Pero hubo una época que no descansaba nada y acabé pagando. Me sigue costando tener unos horarios fijos, porque siempre tengo cosas en la cabeza" , revela Rovira.

De cara al futuro, la cómica afirma que es algo "que no todavía en modo alguno". "En mi casa siempre cuentan que, cuando tenía 14 años, mi tía me preguntó de qué querría trabajar de mayor y que yo le respondí que no iba a trabajar. Hace gracia como anécdota, pero demuestra mi poca capacidad de proyectar en el futuro", explica.

Rovira también confiesa que, cuando era pequeña, había pensado en ser escritora porque le gustaba mucho leer, pero que cuando abría un documento en blanco en el ordenador no acababa de verlo claro: "Intentaba escribir historias y no acababa de salir como yo quería, así que lo desestimé". Sin embargo, considera que ha volcado esta creatividad en el mundo audiovisual y no descarta reanudar la escritura en varios formatos en un futuro. "Creo que me voy a quedar un tiempo más en este mundo", concluye.