El pionero francés de la aviación que dio trabajo al autor de 'El principito'
Pierre-Georges Latécoère fundó un grupo empresarial que hoy factura 500 M€
Pierre-Georges Latécoère (Piedre Juicio Latecoèra Pujol) 1883-1943
- Empresario francés y pionero de la industria de la aviación
Hace pocas semanas contamos la historia delpionero de la aviación Jorge Loring Martínez, en el marco de un reparto en el que aparecían otros personajes clave de aquellos primeros años del mundo aeronáutico, que se desarrollaba en la zona costera de El Prat de Llobregat, donde años después se construyó el aeropuerto de Barcelona. La lista de honor formada por dicho Loring junto con Felip Comabella, Eduard Pujol, Salvador Hedilla, Josep Canudas y Laureà Heréter no sería completa sin Pierre-Georges Latécoère (1883-1943), un occitano que en 1920 creó un servicio aéreo postal que tenía una de sus bases también en El Prat de Llobregat.
Nacido en Banhèras de Bigòrra (departamento de los Altos Pirineos) en una familia que había hecho cierta fortuna gracias a un aserradero que había fundado el padre, gozó de una formación selecta porque de muy joven fue enviado a estudiar al 'École Centrale de París (oficialmente, École Centrale des Arts et Manufactures). La sucesión en la empresa familiar fue más precipitada de lo previsto porque el padre murió cuando nuestro protagonista tenía sólo 22 años. Con el título de ingeniero bajo el brazo, se puso manos a la obra y dio una nueva orientación al negocio familiar de carpintería, que se centró en fabricar material para compañías ferroviarias. En este terreno logró un contrato muy lucrativo con la Compagnie des Chemins de Fer du Midi, que consistía en la construcción de once mil vagones de mercancías.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, después de una breve experiencia como soldado voluntario, utilizó la fábrica que tenía en Toulouse para producir armamento para el ejército francés. También en aquellas circunstancias se produjeron los primeros contactos con el mundo de la aviación mediante la fabricación de piezas para aviones. El gran salto llegó en 1917, cuando el gobierno le otorgó un contrato para construir mil aeronaves, a un ritmo frenético de seis unidades diarias (el conflicto bélico finalizó antes de llegar al millar que le habían contratado). Todo el aprendizaje adquirido durante la guerra sirvió para que Latécoère fundara, en 1919, la firma Lignes Aériennes Latécoère, una aerolínea que unía el sur de Francia con el norte de África y que, como hemos visto, en 1920 ya tendría una escalera en Barcelona. El objetivo inicial era el transporte postal, más que el de viajeros.
Durante los primeros años de la década, los destinos se multiplicaron a lo largo del continente africano (Marruecos, Sahara, Senegal y Mauritania) y más tarde cruzaría el Atlántico para establecer rutas a Argentina y Brasil . Dentro del grupo de pilotos que en aquella época trabajaban para la compañía había un joven aristócrata lionés que llevaba por nombre Antoine de Saint-Exupéry, que más tarde sería toda una celebridad por haber publicado el cuento iniciático El principito (1943). Por cierto, el escritor -que siempre había deseado ser piloto- murió aparentemente durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el avión que pilotaba desapareció. El accidente de Saint-Exupéry se produjo durante el verano de 1944, cerca de las costas del sur de Francia, aunque siempre ha habido mucha niebla en torno a este asunto.
Venta de la empresa
En 1927 Latécolère tomó una decisión drástica, porque abandonó la explotación de líneas aéreas para dedicarse en exclusiva a la fabricación de aeronaves, actividad en la que acumuló un gran prestigio. La razón para vender la compañía aérea es necesario buscarla en los 30 millones de francos que el grupo Bouilloux-Lafont le pagó por la compra. Los años posteriores, la década de los 30, fueron los de la gran expansión de los hidroaviones, de los que la empresa del emprendedor occitano creó gran cantidad de modelos, sobre todo en 631, el mayor del mundo en aquellos momentos. Durante la Segunda Guerra Mundial, muy afectado por la ocupación alemana, la vida de Latécoère llegó a su fin. Faltaban pocos días para su sexagésimo cumpleaños. La propiedad de la compañía pasó a manos de su hijo único Pierre-Jean, que la dirigió hasta 1981.
Hoy en día, después de muchos acontecimientos sucedidos a lo largo de un siglo, la compañía Latécoère sigue existiendo. Es una empresa cotizada en bolsa con ventas de unos 500 millones de euros y casi 5.000 trabajadores. Es uno de los principales proveedores de prendas para la industria aeronáutica europea.