Macroeconomía

Productividad: el factor clave de la economía que explica por qué no lo logramos

Los expertos repasan la historia económica para señalar lo que le falta a España para saltar al grupo de países más ricos

BarcelonaLa productividad es un concepto que está en boca de todos los economistas, pero que deja fría a la mayoría de la gente. Sin embargo, es uno de los elementos que mejor explican la evolución económica de Cataluña y España en los últimos años, desde la desindustrialización de los años 90 hasta la burbuja inmobiliaria de los 2000 y la crisis del 2008. Es un elemento indispensable para entender por qué tenemos los problemas que tenemos.

Cuando se comparan con otras economías, ni Cataluña ni el conjunto de España salen bien parados en términos de productividad. Y en global, la economía española se encuentra en la cola de las economías más avanzadas de Europa. Esta semana un estudio de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) ha vuelto a poner el dedo en la llaga con datos que constatan la baja productividad de la economía española y ha encendido de nuevo las alarmas de los economistas , que insisten en que es necesario incrementar por todos los medios la productividad del país.

Antes de analizar cuáles son los problemas, sin embargo, cabe preguntarse: ¿qué es la productividad?

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Eficiencia productiva

La productividad es una medida de la eficiencia productiva de la economía. Es decir, cuánto trabajo (mano de obra) y cuánto capital (maquinaria, oficinas, fábricas, vehículos, herramientas, etc.) se necesitan para producir bienes o servicios. Cuanto más produzca con menos capital y trabajo, más productivos serán una empresa o un territorio.

El hecho de que la productividad dependa tanto de la mano de obra como de los activos del país hace que se pueda desglosar. Ahora bien, una cosa influencia a la otra. La capacidad de producir de un operario de una fábrica de coches no será igual si debe instalar las piezas a mano que si debe controlar una máquina que lo hace más rápido. Asimismo, la máquina no rendirá igual si el operario tiene formación sobre el software del aparato (y experiencia) que si es el primer día que lo ve.

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"La productividad es como la lista de la compra, muy multisectorial ", indica Joan Ramon Rovira, jefe del gabinete de estudios de la Cámara de Comercio de Barcelona. "Es la base de la riqueza de las naciones", añade, pero cuando no funciona representa "una intersección de problemas económicos" de un país. Por eso aparece a menudo en los debates sobre la evolución de la economía del país.

Demasiados servicios y pérdida de la industria

Las tasas de productividad de la economía española y catalana se acercaron a las de los otros estados de Europa occidental entre 1970 y 2000, aproximadamente cuando se alejó del crecimiento generalizado en Europa (ver gráfico adjunto). Hasta inicios del siglo XXI, la industria todavía era el principal motor económico en Cataluña, con un 40% de la ocupación en 1975 y cerca de un 30% en 1999, frente al aproximadamente 15% actual, recuerda Josep Oliver, catedrático emérito de economía aplicada de la UAB. Esta caída de la industria con el cambio de siglo y el surgimiento de servicios de atención a la persona, como el turismo, la restauración y el comercio, es uno de los fenómenos que explica el derrumbe productivo de Cataluña y el Estado.

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Productivitat del treball per països
Producte interior brut (PIB) per hora treballada. Dades anuals per països en dòlars nord-americans.

El caso de Barcelona es paradigmático de este cambio del modelo productivo, ya que el área metropolitana ha pasado de ser un polo industrial a un polo turístico y de servicios con un empleo más precario. "Barcelona está asignando cada vez más recursos a actividades de bajo valor añadido por persona y de bajo crecimiento de productividad", como la hostelería o el ocio nocturno, dice Jordi Galí, catedrático de economía de la UPF. Otro caso aún más claro son las Islas Baleares, donde el producto interior bruto (PIB, el indicador que mide el tamaño de una economía) lleva años creciendo de la mano del turismo de masas, pero los aumentos no se han vistos reflejados en mejoras de la renta de las familias, mientras los indicadores de productividad han caído.

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Sin embargo, hay que matizar que tener más industria no es una panacea para ser más productivo, porque la industria es un sector muy amplio y, por tanto, con niveles de productividad muy variados. La química catalana tiene una productividad muy alta, mientras que la industria agroalimentaria menos. Asimismo, el turismo puede ser fuertemente productivo: "No es lo mismo tener hoteles de cinco estrellas que pensiones", dice Oliver. Pero sí hay consenso en que es más fácil ganar productividad en una economía llena de fábricas que en una llena de hoteles.

En los años previos a la crisis financiera, con la entrada en el euro, España vivió una época de crédito barato que se tradujo en una fuerte inversión inmobiliaria. "El euro no nos ayudó porque facilitó el endeudamiento", asegura Oliver, quien recuerda que España "perdió una década basándolo todo en la construcción" y "perdió otra" deshaciendo parcialmente ese endeudamiento.- _BK_COD_ Veinte años después las secuelas de la primera década del siglo todavía se notan: "La baja productividad del capital refleja una excesiva acumulación de activos inmobiliarios –residenciales y no residenciales– durante el boom, que siguen parcialmente utilizados por las empresas que los poseen y lastran su productividad", apunta el informe de la fundación BBVA e Ivie. La acumulación de "más cantidades de trabajo y capital ha contribuido a que el PIB de España crezca, pero las mejoras en el aprovechamiento productivo de estos factores podrían también contribuir al crecimiento del PIB y esto no ha ocurrido durante los años del boom y la Gran Recesión", añade el estudio.

La productivitat a Catalunya
Productivitat anual mitjana dels factors de producció. Índex en què any 2015 = 100
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Pero el final de la convergencia con Europa tiene otra razón. A partir de 1959, con el inicio de la integración del mercado español con el resto del Viejo Continente, se produjo lo que se conoce como un catch-up (nivelación) tecnológica impulsada por la entrada de tecnología extranjera. "No es que se innovara, lo que se hacía es copiar" la tecnología o importarla del extranjero, explica Rovira.

Una vez España se puso al nivel tecnológico de Europa, la productividad dejó de mejorar, algo habitual en los países que se desarrollan rápidamente gracias a la apertura de sus mercados, lo que se conoce como la condena de economía media: la economía crece hasta atrapar a los socios comerciales, pero no tiene suficiente capacidad innovadora para sobrepasarlos.

Poca innovación

Otro elemento en el que España va justa es en la inversión en innovación, una variable indispensable para incrementar la productividad. La baja inversión en I+D en España afecta al sector público, pero también al privado. Entre 2007 y 2019, la inversión pública en investigación se movió en torno al 0,55% del PIB en España, mientras que la media de la zona euro saltó del 0,65% a casi el 0,75% en el mismo período, según datos de Eurostat y el Banco de España. Asimismo, las empresas privadas de la eurozona pasaron de destinar cerca de un 1,2% del PIB a I+D en 2007 hasta casi un 1,5% doce años después. En España, se mantuvo plana en torno al 0,7%.

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Según datos tanto del Banco Mundial como la OCDE, la inversión en I+D española es similar a la de Grecia e Italia y bastante inferior a los de vecinos comunitarios como Portugal, Austria, Alemania, Países Bajos o Francia. Y proporcionalmente representa menos de la mitad de lo que destinan Suecia y Bélgica –los dos países de la UE que más invierten en investigación–, Estados Unidos o Japón. "La inversión en activos que deben contribuir a impulsar la productividad –como las TIC y los intangibles– avanza a un ritmo menor que en otras economías", constata el informe de la Fundación BBVA e Ivie.

De hecho, la baja inversión en I+D también está ocasionada por la mayor proporción de pymes existentes en España en relación con el resto de Europa. De hecho, una mayor proporción de pymes suele implicar crecimientos más bajos de la productividad. "Esto se debe no sólo a que la productividad tiende a aumentar con el tamaño empresarial, sino también a que es en las compañías españolas de menor tamaño donde se observa un diferencial de productividad más negativo respecto a sus equivalentes europeos", apuntaba en un informe de 2022 a Ángel Gavilán, director general de economía y estadística del Banco de España.

Cataluña, perjudicada por el Estado

Recientemente el marco institucional de un país (el gobierno, los tribunales, la solidez del estado, las leyes) se ha convertido en otro elemento del debate sobre cómo afecta el bienestar de los países y sobre cómo afecta su productividad , seguramente a raíz de la publicación en 2006 del libro Why nations fail (Por qué fracasan las naciones), de los economistas –y desde entonces perpetuos candidatos al Nobel– Daron Acemoglu y James Robinson. "Si el marco institucional no es suficientemente eficiente, acaba pasando factura a la productividad", dice Rovira.

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En este ámbito, existe un elemento diferencial que impacta directamente en la productividad de la economía: el déficit inversor del Estado , especialmente en infraestructuras. La inversión estatal en territorio catalán es muy inferior al peso que tiene la economía catalana sobre el total de la española, pero además está el añadido de que la mayoría de inversiones que se presupuestan no se acaban ejecutando. Sólo entre 2013 y 2021, el gobierno español dejó de invertir casi 4.400 millones de euros en Cataluña que estaban previstas en las cuentas del Estado, una gran parte de ellas en infraestructuras.

"Tiene un impacto negativo", dice Rovira sobre el déficit inversor que sufre Catalunya. De hecho, el economista de la Cámara recuerda que la inversión pública en infraestructuras "puede ser un cuello de botella" o incluso provocar "un estrangulamiento del crecimiento económico si no está bien hecha".