El PSC se juega consolidar la hegemonía y el soberanismo busca reflotar

El resultado del 9-J impactará de lleno en las negociaciones sobre la Generalitat

BarcelonaNo hace ni un mes que Catalunya acudía a las urnas para elegir nuevo Parlamento y presidente de la Generalitat y, aún sin resolver cuáles serán las alianzas de esta nueva legislatura ni si habrá repetición electoral, hoy 5,8 millones de catalanes vuelven a ser llamados a votar para elegir a los representantes en la Eurocámara. Unos comicios que, pese a no tener capacidad de cambiar nada del resultado del 12 de mayo, sí tendrán un impacto en los principales actores políticos: el PSC se juega consolidarse como primera fuerza en Catalunya tras ganar a las municipales, las españolas y las catalanas; mientras que Junts y Esquerra no sólo intentan revertir la dinámica negativa del independentismo en el último ciclo electoral, sino que vuelven a pugnar sobre quién es el primer partido del soberanismo.

Para Salvador Illa, aspirante a la presidencia de la Generalitat, no es lo mismo emprender las negociaciones para la investidura habiendo ganado ampliamente a los independentistas que ser derrotado el 9 de junio. Tampoco es lo mismo para el primer secretario del PSC que gane el PSOE o el PP en España. En las elecciones de 2019, los socialistas quedaron en segunda posición en Catalunya con 766.107 votos (un 22,14%). En esta cita en las urnas aspiran además: el PSC quiere alcanzar de nuevo el escalón más alto del podio con mayor porcentaje de voto. Habida cuenta de que en las elecciones catalanas se situaron en 872.959 votos y un 27,96% de los sufragios, consideran que es un objetivo factible.

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Del mismo modo, los resultados electorales también impactarán de lleno en las expectativas de Junts y Esquerra. Su principal handicap respecto al 2019 es que una parte del independentismo está desmovilizado –hace cinco años justo acababa el juicio del 1-O y la participación en los comicios era más alta en el contexto del Proceso– y que sus cabezas de lista carecen de la fuerza que tenían los anteriores: Carles Puigdemont, desde el exilio, fue primera con casi un millón de votos en los últimos comicios europeos –987.149 y el 28,52%, superando al PSC– mientras que Oriol Junqueras, que estaba en prisión, se situó tercero muy cerca de los socialistas con 733.401 votos y el 21,19% de los sufragios.

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Ahora el cabeza de lista de Junts es Toni Comín, mano derecha de Puigdemont en la Eurocámara pero con un predicamento mucho más bajo entre el electorado, y en el caso de Esquerra Diana Riba también es poco conocida por el gran público . A esto se suma que vienen de perder la mayoría absoluta en el Parlament y que los sondeos no vaticinan una remontada. De hecho, si bien Junts obtuvo dos eurodiputados –y ganó uno más por el Brexit–, ahora las encuestas le dan un solo escaño; mientras que la tendencia a la baja de Esquerra haría peligrar al tercero que obtuvo en coalición con Bildu y el BNG en el 2019. También tendrá un impacto en las negociaciones de la investidura quien quede primero de los dos grandes partidos del soberanismo. Puigdemont hizo el sorpasso en Esquerra el 12 de mayo (35 escaños a 20), pero está por ver si esta tendencia se consolida o es Esquerra quien obtiene más votos en esta cita. Para los republicanos, en plena crisis, no es lo mismo volver a quedar por detrás de Junts que no hacerlo para decidir si hacer presidente a Isla; mientras que para Junts tampoco es inocuo, porque el partido mide las fuerzas de una candidatura sin Puigdemont.

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La remontada del PP

Si bien en 2019 eran Junts, el PSC y Esquerra quienes se disputaban los tres primeros puestos en Catalunya, este año hay un nuevo actor luchando por la pole position. El PP ya cuadruplicó resultados el 12 de mayo (pasó de tres a quince escaños) y ahora también pelea por la segunda o la tercera posición el 9-J. Hace cinco años obtuvo 178.950 votos (5,17%) y quedó sexta fuerza, pero ahora aspira a zamparse a Cs de Jordi Cañas, que en el 2019 alcanzó los 298.781 votos. Los populares también compiten con la extrema derecha de Vox –que en los anteriores comicios sólo obtuvo el 1,99% de los votos en Catalunya–, pese a que el partido de Santiago Abascal está en un contexto de auge por la ola de ultras en toda Europa.

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Por otra parte, en la disputa entre el espacio de Sumar-Comuns y Podemos, Cataluña es un terreno clave: Irene Montero y Pablo Iglesias se han volcado esta campaña –recordando que Podemos fue el primer partido estatal en defender el derecho a decidir y denunciar la existencia de presos y exiliados–; mientras que Sumar ha situado a Jaume Asens como candidato para reivindicar su compromiso con la amnistía y destacar la vertiente más soberanista de la formación.

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