Homenotes y danzas

El rey de la hamburguesa no se llamaba McDonald

Ray Kroc (1902-1984) convirtió un pequeño restaurante en el gigante global de la comida rápida

BarcelonaIndefectiblemente, si pensamos en hamburguesas y en comida rápida, nos viene a la cabeza la marca McDonald's, por lo que podríamos pensar que el alma mater de la cadena llevaba ese apellido, pero las cosas no son tan sencillas. Durante la Segunda Guerra Mundial, dos hermanos, Richard y Maurice McDonald, abrieron un restaurante en el sur de California. No tenían demasiadas pretensiones, por lo que el negocio no creció más allá de ese pequeño establecimiento.

Lejos de California, y mucho antes de todo esto, Ray Kroc, un hombre hiperactivo, nacido en Chicago, pero de padres checos, se apuntó al servicio de ambulancias durante la Primera Guerra Mundial, y después hizo todo tipo de trabajos: de pianista de jazz a vendedor de pisos, pasando por representante de varios productos. A principios de la década de los cuarenta, logró la distribución en exclusiva de un utensilio para preparar varios batidos a la vez de la casa Lily Tulip. Así es como se ganó la vida durante ese decenio. Pero en 1953 se produciría algo que cambiaría el mundo de la comida rápida, porque los caminos de los hermanos McDonald y de Kroc se cruzaron. La pequeña hamburguesería del sur de California que habían abierto tiempo atrás los hermanos era cliente de los productos de Lily Tulip, y en especial de la batidora de Kroc, por lo que nuestro protagonista los visitó. Quedó gratamente impresionado por el sistema de trabajo en cadena, que proporcionaba unos pedidos realmente rápidos, y enseguida intuyó la fortuna que podría hacerse si ese método se aplicaba a una cadena entera y no sólo a un establecimiento. Al ser un hombre de acción, decidió que empezaría a abrir restaurantes con ese perfil, al tiempo que se puso de acuerdo con los hermanos para que le cedieran el uso de la marca. En 1955 ya había abierto tres establecimientos y, a partir de ahí, montó un sistema de franquicias para conseguir acelerar su expansión.

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En estos años iniciales sufrió cierto estrangulamiento financiero para seguir creciendo, pero encontrarse con Harry Sonneborn, un brujo de las finanzas, hizo que Kroc fuera consciente de que estaba levantando un negocio inmobiliario más que de restauración: la clave era los alquileres que pagaban los franquiciados sobre la parcela del restaurante. Con el nuevo enfoque, en 1961 ya había abierto 228 locales, momento en el que consideró oportuno comprar el restaurante original y la marca, que los hermanos vendieron por menos de 3 millones de dólares. Gracias a todo esto, Kroc pasó a ser conocido como el padre fundador de la comida rápida.

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Aparte de las muchas actividades filantrópicas, Kroc también hizo inversiones en el mundo del deporte, porque en 1974 –un año después de jubilarse de los cargos ejecutivos– compró los San Diego Padres, equipo mítico del béisbol americano. En el momento de la muerte de su ideólogo, en 1984, Mc Donald's ya disponía de 7.500 locales en Estados Unidos y comenzaba la expansión internacional.

Hoy en día, y no es ningún secreto, McDonald's es una gigantesca multinacional, que deja a todo el mundo boquiabierto cuando se examinan sus magnitudes. Tiene una facturación anual de 25.000 millones de dólares, beneficios brutos de 10.000 millones y un valor del negocio que supera los 200.000 millones de dólares. Estas cifras proceden de los 40.000 restaurantes que tiene repartidos por todo el planeta, un 40% propios y un 60% franquiciados. El presidente de la compañía, que cotiza en bolsa, es el californiano (hijo de un policía de Los Ángeles) Enrique Hernández Jr., que también tiene vínculos profesionales con Wells Fargo y con Inter-Con Security Systems, una de las empresas de seguridad mayores del mundo. El máximo accionista de la empresa es el fondo de inversión Vanguard, que cuenta con un 10% del capital.

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Las grandes marcas suelen dejar trazas en la cultura popular y McDonald's no es una excepción: desde 1986, y por obra y gracia del semanario The Economist, los economistas utilizan un índice llamado Big Mac para medir la paridad de poder adquisitivo de los países. La relación de precios en dos países distintos de esta modalidad de hamburguesa ofrece el tipo de cambio implícito de las divisas de estos dos territorios.