Sánchez pone a prueba la victoria de las catalanas
El reconocimiento de Palestina y el enfrentamiento con Milei juegan a favor de la estrategia del PSOE
MadridA las puertas del arranque de la campaña, en el PSOE ejemplificaban de forma muy gráfica la derivada electoral del conflicto de Pedro Sánchez con el presidente de Argentina, Javier Milei: colocar el balón en el punto de penalti y clara oportunidad de gol. En Ferraz se respira optimismo cara a las elecciones europeas del 9 de junio, especialmente después de la reciente victoria de Salvador Illa en Catalunya. Las citas anteriores a las urnas, las de Galicia y Euskadi, habían sido una dramática y otra aceptable, pero no por tirar cohetes como la del 12 de mayo, que ha permitido al PSOE proclamar a los cuatro vientos el "teníamos razón", en referencia a su respuesta al Proceso.
Los socialistas quieren agarrarse a este rebufo. En otro contexto sería sorprendente, pero a raíz de la victoria de Isla, en esta campaña se oirá hablar mucho de Catalunya en los mítines del PSOE, aunque sean unas elecciones europeas nada marcadas por el Proceso, a diferencia de las anteriores, en las que se presentaba a Carles Puigdemont desde el exilio –esta vez lo hace Toni Comín, con perspectivas, eso sí, de volver pronto a Catalunya gracias a la amnistía–. La primera prueba la tuvimos el jueves en el acto de apertura de campaña en Valencia. La primera en intervenir, la líder del PSPV y ministra de Ciencia, Diana Morant, presumió de la primera victoria del PSC en votos y escaños. Incluso el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero tuvo un lapsus y proclamó que Morant será la "próxima presidenta de la Generalidad de Cat... ¡Valenciana!".
La jefa de filas del PSOE, Teresa Ribera, estará en Catalunya a finales de la próxima semana acompañada de Illa. El candidato a la Generalitat se implicará para que en las urnas salga un resultado como el del 12-M, preferiblemente con menos apoyo a PP y Vox, pero al menos con un buen papel del PSC. Sánchez, que ya visitó Barcelona el pasado fin de semana, ya no volverá a hacer campaña –sí que clausuró el Círculo de Economía este pasado viernes– y sus cinco actos previstos de momento son el del jueves en Valencia y el de este sábado en Sevilla; el próximo sábado en Valladolid, el miércoles 5 en Málaga y el viernes 7 el cierre en Madrid. Si algo han constatado las elecciones del 12-M es, precisamente, que el PSOE debe centrar sus esfuerzos en hacer frente fuera de Catalunya. No lo harán con Isla, aunque fuentes de la cúpula socialista defiendan que es un "activo en todo el Estado", y el candidato a la presidencia de la Generalitat se limitará a realizar actos en Catalunya, mientras negocia su posible investidura.
Incertidumbre con la amnistía
En Ferraz imaginaron una campaña en la que quieren conseguir, como en las elecciones generales del 23-J, instalar el marco "de detener la coalición reaccionaria" de PP y Vox. Este sábado, Sánchez ha insistido cuando ha asegurado que votar a los populares es hacerlo "indirectamente" por la extrema derecha, mientras que Teresa Ribera ha cargado contra "el insulto, el barro, la mentira y el juego sucio": "El PSOE no quiere "terraplanistas en política", ha dicho desde Sevilla.
El debate a escala europea sobre la posibilidad de que los conservadores se abran a pactar con la extrema derecha de Giorgia Meloni -ya hay" abierto Alberto Núñez Feijóo– y la irrupción de Milei contribuyen al relato que quiere fijar el PSOE. Sin embargo, hay un factor desestabilizador que podría impactar en plena campaña: el jueves se aprueba definitivamente la amnistía en el Congreso y el juez del Tribunal Supremo tendrá en su mano levantar de inmediato las medidas cautelares contra Carles Puigdemont –y Toni Comín, cabeza de lista de Junts– y permitir su libre regreso a Catalunya Es un escenario difícil en cuanto al calendario. –el magistrado dará audiencia a la Fiscalía y las partes antes de decidir–, pero que cambiaría como un calcetín el frame de campaña para ponerlo de nuevo en lo que interesa a Junts y al PP. "Estamos centrados en ganar con Teresa Ribera", trasladan desde la sede del PSOE. Las fuentes consultadas no quieren comentar sobre esta hipótesis, que también han imaginado.
Otro elemento de riesgo por el que Sánchez ha querido apostar fuerte es el de los conflictos diplomáticos. Más allá de Argentina, el presidente español ha querido que el reconocimiento de Palestina sea uno de los ingredientes de la campaña, a diferencia de lo que ocurre en Bruselas, donde la división hace que se priorice hablar de la guerra en Ucrania. De hecho, España sólo se ha acompasado con Irlanda y Noruega para dar este paso y ha provocado que Israel prohíba al consulado español prestar servicios a los palestinos en Jerusalén. Sánchez asume el coste ante la expectativa de que ese gesto simbólico tenga premio en las urnas.
El presidente español necesita un buen resultado en estas elecciones que en el Estado se han dibujado como una especie de reválida del 23-J y en las que Sánchez y Feijóo vuelven a someterse a un plebiscito que puede influir en el desarrollo de la legislatura. El líder socialista sabe que puede cortar de pura cepa la presión asfixiante del PP si remonta a las encuestas. Ahora bien, su estabilidad está más bien ligada al resultado de las negociaciones para la investidura en Catalunya y al incierto futuro que le espera a Esquerra, uno de los socios clave en el Congreso. A corto plazo, el primer paso es el 9-J y Sánchez sube al tren impulsado por la victoria de Salvador Illa.