¿Hasta cuándo tendremos que aguantar el momento Pedroche?

En estas vacaciones de Navidad hemos tenido que aguantar una programación en la television que deja mucho que desear. Reposiciones antiguas, series de países de los que no sé ni la capital, magazines con colaboradores de tercera regional o galas enlatadas con cantantes en clara decadencia. Como si a ninguna de las cadenas les interesase ya no digo la calidad sino tener un mínimo de audiencia. Ahora bien, todo esto cambia radicalmente en el último cuarto de hora del año. Ahí es cuando todas se ponen las pilas de repente y sacan las garras, para conseguir ser más vistas que la competencia. Y lo hacen de la forma más baja posible.

Hoy, excepcionalmente, me declaro en huelga como historiadora de la moda y no voy a hablar del vestido de Cristina Pedroche.

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Me morderé la lengua, básicamente porque no quiero caer en la trampa. Hace 10 años que Antena 3 con este tema nos engaña hablándonos de moda y valores, cuando realmente estamos delante de un simple destape de los 70, como gancho de audiencia. De hecho, el primer año que ella hizo las campanadas, en el 2014, la cosa quedó tan clara que Frank Blanco directamente le preguntó por el color de su ropa interior. Y posiblemente por la avalancha de críticas tanto machistas como feministas que ha ido recibiendo año tras año, han tenido que revestir este desnudo con unos pretextos de cartón piedra. Primero, argumentando que están apoyando a los creadores españoles. Y, en segundo lugar, acompañando el cuerpo de Pedroche con algún discurso salvapatrias y grandilocuente. Este año han tocado la sequía, la emergencia climática y la maternidad, pero en años anteriores había sido el turno de la guerra de Ucrania y los refugiados, la salud mental, el personal sanitario por el covid, la LGBT-fobia, la violencia machista o el reciclaje. Unas cuestiones de suma importancia por las que luchar, pero que en este caso aparecen tratadas con una vaguedad, alejados de un compromiso social real.

Pero Pedroche también tiene su onda expansiva. 3Cat ha alimentado las expectativas en esta dirección con una Laura Escanes vestida con una braga pantalón y una chaqueta entreabierta sin ropa interior. Un suflé que se pinchó al ver el vestido de manga larga de la influencer, pero de un color beige idéntico al tono de su piel que no debió de ser casual. En La 1, Ana Mena también lució un vestido que dejaba media silueta al descubierto, que se mostró en todo momento en primer término.

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En definitiva, dejémonos de si nos ha gustado el vestido de Pedroche o si el discurso ha sido más o menos exitoso. De lo que van demasiado a menudo las campanadas es de cuerpos escogidos por ser normativos (delgados, blancos y jóvenes), cosificados con fines comerciales. Las televisiones, especialmente las públicas, deberían demostrar que se ha avanzado –aunque sea un poco– en materia de igualdad de género desde que Sabrina Salerno enseñó un pecho en el Fin de Año de 1987. Hechos como estos sexualizan y cosifican a las mujeres, alejándolas del control semántico de su cuerpo. Por eso hoy no voy a hablar de moda, porque, claramente, esto no va de moda. ¡Feliz 2024!