Hablemos de dinero

Teresa Cunillera: “Mis jefes pidieron que me expulsaran del trabajo”

El exdirigente del PSC, ahora jubilada, explica su relación con el dinero

Júlia Riera Rovira
y Júlia Riera Rovira

BarcelonaLa ex delegada del gobierno español en Catalunya, Teresa Cunillera, ha dedicado más de cuarenta años de su vida política en el PSC. Nacida en Bell-lloc d'Urgell en una familia de “pagesos y ganaderos”, fue diputada por primera vez a los 31 años. "Hice peritaje mercantil, porque más adelante mi idea era compaginar trabajo y estudios avanzados", recuerda.

De pequeña, Cunillera nunca sufrió por el dinero: “Nunca tengo sensación de haber pasado precariedad, pero tampoco nos sobraba nada. Mis padres, cuando tuvieron un problema económico y tuvieron que buscarse la vida, se la buscaron”. "Intenté siempre no ser onerosa para mi familia", añade.

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“De hecho, empecé a trabajar en un matadero de pollos. Iba a los veranos y después pasé a la administración”, recuerda. Con las primeras nóminas se pagó el alquiler de un piso con unos compañeros en Lleida: "Enseguida fui muy autónoma desde el punto de vista económico. Entonces los alquileres no eran caros como ahora. Al principio, no me daba para todo, pero me ayudaban mis padres. Ahora decimos 'voy a casa de los padres y me voy con alcaparras'; entonces no eran alcaparras, pero yo marchaba cargada.”

Mientras trabajaba en la administración, militaba en la administración política en un contexto de posfranquismo: "Hicemos el primer mitin socialista en Lleida y lo presenté yo con 23 o 24 años. Entonces mis jefes pidieron que me expulsaran del trabajo porque era rojo y puedo decir con orgullo que nadie quiso firmar el documento". Sus planes en aquel momento eran empezar de pie: "Me inscribí en la universidad a distancia, pero se cruzó de por medio la política".

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El exdirigente socialista se llevó una sorpresa cuando entró en el Congreso: "Yo nunca, nunca, nunca imaginé que iba a cobrar. Es decir, yo iba de segunda a la lista, no me planteé que pudiera salir. El primero momento que fui consciente de que podía ser diputada fue el del escrutinio. Por tanto, si dijera que estaba preparada, no es verdad, no lo estaba". Luego lo encadenó con la dirección del gabinete del ministro de la Presidencia, Virgilio Zapatero, y más adelante fue asesora en el gabinete del presidente del gobierno Felipe González, en sus años en la política también fue portavoz adjunta, vicepresidenta primera del Congreso entre 2008 y 2011, secretaria de la mesa hasta 2016 , así como delegada del gobierno del Estado de Cataluña.

"No soy de grandes gastos"

Desde entonces vive en la misma casa: "Primero estaba de alquiler. Cuando me separé, la vivienda la asumié yo. Siempre he vivido en el mismo sitio y eso que no tiene parking. Cuando lo cuento, la gente no se lo cree", apunta Cunillera. Ahora asegura que está "toda pagada". En este sentido, está satisfecha con la gestión de las finanzas personales: “No debo haberlo hecho mal porque he vivido como una persona normal, bueno. No soy de grandes gastos, salvo viajar, algo que me ha gustado mucho toda mi vida. Viajar sí lo he hecho”.

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Aunque a veces haya trabajado “24 horas siete días a la semana”, Cunillera asegura que el sueldo se ha correspondido con el trabajo que ha hecho: “A veces pensaba: 'Carai, éste con menos horas cobra más que yo'. Y me parecía injusto. Pero nunca me lo he planteado como un drama. Considero que el servidor público debe estar bien pagado. Y a mí me ha dado por vivir razonablemente bien”, reflexiona.

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La socialista, que prácticamente siempre ha vivido de la política, considera que la limitación de los mandatos es ineficiente: “Llegas ahí y aterrizas en un mundo desconocido y que tiene sus claves, tiene sus características. Y cuando has empezado a orientarte, tienes que plegar. Se está siempre formando gente que después no lo desarrolla”, cree.

La urgellense explica que ahora vive de su pensión: “No he sido una persona ni de hacer grandes inversiones ni de hacer grandes cosas, pero tenía mi plan de pensiones”. “Cobro la pensión máxima, porque he cotizado más de cuarenta años. Hay una parte que es obligatoria que rescate y el resto me lo iré administrando a medida que lo necesite”, puntualiza. Y añade: “Es una pensión que permite vivir bien. No con lujos pero te permite vivir bien”.

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Desde Lleida, donde disfruta de la jubilación, asegura que si lo que hubiera querido fuera patrimonio “habría fracasado”. “Lo que me he llevado, y todavía disfruto hoy, es toda la gente interesante que he conocido. Esa riqueza no es tangible”.