El trágico descarrilamiento de Scalextric en España
Seis coches de slot, un circuito lleno de zigzag y seis niños con los mandos en la mano, preparados para conseguir el trofeo. "Con Scalextric tendrás el poder de sentir la velocidad, la aceleración, y de construir el circuito que quieras", exclama con gran emoción una voz en off.
Es el 2012. Coincidiendo con el 50 aniversario de la llegada de Scalextric a España, la empresa había preparado una campaña publicitaria de televisión para relanzar las ventas deun producto que tiempo atrás había sido una auténtica gallina de los huevos de oro, y que entonces no pasaba por su mejor momento. Si la licenciataria de Scalextric en España había llegado a facturar cerca de 30 millones de euros en 2007, en 2011 la cifra se había reducido hasta 11. Además, su cuota de mercado había pasado del 80% al 57% y se había generado una deuda de 7 millones de euros.
La empresa no estaba para celebraciones. De hecho, para conmemorar el medio siglo de vida se limitó a fabricar una reedición de coleccionista de uno de sus primeros modelos de Scalextric vendidos en España 50 años antes. Las perspectivas no eran buenas. Finalmente, el 22 de octubre de 2012 se confirmó la noticia: Tecnitoys, la empresa catalana propietaria de la licencia de Scalextric en España, había entrado en concurso de acreedores. ¿Pero qué había podido ocurrir porque la marca insignia de la generación del baby boom acabara de esa manera?
“Sufrimos por varias esquinas -confiesa al ARA un alto directivo de la empresa que pide que no se publique su nombre-. La crisis nos hizo bajar mucho las ventas y, al mismo tiempo, el incremento del IVA en los juguetes nos hizo reducir los márgenes de beneficio”, dice. Para el ejecutivo, los esfuerzos de la empresa por reconducir la situación iban bien encaminados, pero fueron insuficientes. Cuando Tecnitoys compró la licencia en 1997, se propuso invertir fuertemente en innovación para lanzar un nuevo producto estrella cada año y conseguir que los hijos de los primeros clientes de Scalextric también se engancharan. Pero la crisis les cortó la racha. "Además, tuvimos un problema con las licencias: Ferrari nos impuso un precio elevadísimo para fabricar sus réplicas, y no pudimos asumirlo", explica. Esto, junto con el auge de los videojuegos, arrastró a la compañía a una situación que varios años antes parecía impensable.
Para Walter Garcia-Fontes, decano de Economía en la UPF, Scalextric fue víctima de la “creación destructiva”. Cuando el innovador Scalextric llegó a España en 1962, enseguida creó un fiel ejército de adeptos. “Entró en un mercado muy difícil, con una reputación muy elevada y con una constante aparición de nuevos productos compatibles que aseguraban su liderato -dice Garcia-Fontes-. Pero la misma evolución de la industria hacia los videojuegos y los juegos online les ganó el terreno”, añade. En 2012, Tecnitoys se deshizo de la licencia. Desde entonces ha cambiado otras dos veces de manos. Ahora la tiene Scale Competition Xtreme, una empresa madrileña dirigida por Luis M. Arnau, la segunda generación de la familia que creó el imperio de Exin, la primera licenciataria de Scalextric en España.
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La lección
“No hay nada que dure eternamente –reflexiona un alto directivo de la compañía–. Incluso Apple acabará cayendo algún día”, opina. Para Walter Garcia-Fontes, decano de la Facultad de Economía en la UPF, fueron los cambios en la industria y la irrupción de los videojuegos los responsables de poner fin al dominio de Scalextric en España.