Tragos de atrevimiento y riesgo

Mazinger Z son los primeros dibujos que miro en el 75 cuando llego a España. Siempre me han gustado mucho los dibujos animados”, revela René Barbier Meyer, al frente de la enología de Clos Mogador, el proyecto familiar que inician los padres en los ochenta en el Priorat. La serie de manga creada por el dibujante y guionista japonés Gō Nagai le marcó de tal modo que hoy las etiquetas de su nuevo proyecto enológico en la Conca de Barberà le rinden homenaje. Estrena una trilogía de vinos de taladrado y macabeo que nacen del riesgo, la diversión y el aprendizaje. La colección Puños fuera comienza a alimentar la nueva marca Órbita Venus. Se vinifican al Sindicato de La Higuera por cuestiones prácticas, por lo que están fuera de denominación de origen.

“En la Conca de Barberà veo la oportunidad de hacer cosas que nunca he probado. Son vinos que no buscan la excelencia ni la mejor interpretación del terroir, como tampoco existe la exigencia de Mogador ni la presión de poner precios altos. Quiero jugar, divertirme, experimentar con técnicas de vinificación y variedades mediterráneas que nos permiten realizar vinos fáciles de beber y con poco grado. También quiero conectar con mi niño interior”, resume Barbier. Elogia el trabajo de Suceso Vinícola y Carlania, las bodegas de la Cuenca a las que compra la uva: “Sin ellos sería imposible haber llegado a donde estoy. Trabajan de forma espectacular el viñedo y me ofrecen uvas de gran valor. Son viticultores muy formados y con ellos también tengo la posibilidad de crecer”.

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Puños fuera son vinos bebibles, ligeros de estructura y sin mucha fruta. Creo que está sobrevalorada”, dice Barbier. El taladrado sale al mercado con la añada 2021 y lo vinifica a dos velocidades, una parte importante con uva entera y maceración larga y una más corta y con raspón. Prensa y crianza larga en depósitos de cemento. El macabeo, con una parte brisada, hace la crianza en barricas viejas durante ocho meses y ocho más bajo tel para ganar complejidad y notas salinas, como hacen los vinos de Jerez. Y el rosado, coupage de ambas variedades, sigue un proceso similar pero solo está medio año bajo tel. Ambos de la añada 2022. En total, 17.000 botellas de atrevimiento enológico, pero también síntesis del conocimiento admirado y aprendido en todas partes. “Los vinos son como un trago de cerveza, que no sabes si te gusta. Te preguntas qué son. Pero cuando te acostumbras, son divertidos”, reconoce. Robots estridentes y coloreados en las etiquetas. Diseños descarados del estudio JJ Bertran que hablan del estilo desenfadado de los vinos y que elogian, en cierto modo, la valentía de cultivar al margen y de elaborar más allá de lo establecido. Como la escultura de Mazinger Z instalada en Cabra del Camp, a pie de viñedo. Un despropósito que crea furor.