Casos de éxito

Charcutería Ferran, la tocinería centenaria que alimenta medio Eixample

La tienda celebra sus 103 años de negocio familiar ampliando el local y propulsando la sección de platos cocinados

BarcelonaCuando Pere Ferran decidió continuar el negocio de la tocinería que había iniciado en 1920 su abuelo, Miquel Ferran, poco pensaba que años más tarde sus dos hijos continuarían con el negocio familiar y que el que había empezado como una charcutería de barrio llegaría a celebrar el centenario con ampliación incluida. Con Pere empezaba la tercera generación de la Charcutería Ferran Selecta, un obrador charcutero en el barrio de Santa Caterina. Lo hacían todo a mano: descuartizar el cerdo, secarlo, embutirlo y preparar toda la selección de embutidos y quesos que venían en un barrio del corazón de Barcelona.

Unos años más tarde fue Maria Cruz, la mujer de Pere Ferran, quien tuvo la idea innovadora que les ha llevado a seguir creciendo hoy en día. Ella, enamorada de la cocina, optó por empezar a ofrecer platos preparados, aparte de los embutidos. "Fui una pionera, porque hablamos de los años 80; entonces eso no se llevaba, nadie compraba platos ya cocinados, no estaba bien visto que las mujeres de la casa no cocinaran a sí mismas", explica en una entrevista en el ARA. Sin embargo, sus platos triunfaron y el negocio empezó a crecer con las croquetas, las empanadas y las ensaladillas que Maria Creu preparaba cada día.

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De Santa Caterina al Eixample

A mediados de los años 90, "el barrio empezó a quedar muy degradado, entre las reformas por el Mercado de Santa Caterina y la tendencia decadente que ya empezaba a evidenciarse en la zona", explica Judith Ferran, hija de Pere y la María Cruz y responsable actual del negocio, por lo que el matrimonio decidió trasladarlo. Fueron a parar dónde están ahora: en medio del Eixample, en la calle Pau Claris con Diputació. "De eso hace ya 25 años", dice Judith, que entonces tenía 18. Desde un inicio, cuentan, se sintieron muy bien acogidos por los vecinos y no les costó fidelizar a la clientela.

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Eso sí, cuando se trasladaron, ya tenían claro que los platos preparados no podían desaparecer; se habían convertido en una parte esencial del negocio, aunque "la esencia de Ferran sigue siendo la charcutería", aseguran. "Pero como el obrador era pequeño, había que renunciar a algo". De ahí que decidieran apostar por elaborar los platos cocinados ellos mismos allí, pero abastecerse de productos de charcutería de proveedores. "Siempre hemos tenido claro que no dejaríamos de vender charcutería, pero teníamos que elegir qué elaborábamos nosotros y apostamos por propulsar los platos cocinados", explica Judith. "Ahora los embutidos y quesos que vendemos son de producción externa, pero siempre manteniendo la calidad; tenemos producto buenísimo y de proximidad, de proveedores de mucha confianza", asegura.

Trasladarse al corazón del Eixample también fue un propulsor para el negocio de platos preparados. "Nos viene mucha gente que trabaja en oficinas por ahí el centro a buscar platos para comer, y al mediodía esto está a tope", asegura Maria Creu. "Algunos de estos trabajadores, cuando han tenido que cambiar de ubicación las oficinas, incluso nos han pedido que abramos otro local cerca de usted", explican entre risas. Lo cierto es que los platos de la charcutería Ferran, que también ofrecen en formato menú de dos platos y postres, se han hecho tan famosos que a menudo no queda prácticamente nada pasadas las dos de la tarde, después de un buen rato de cola que termina en la calle. Los platos que vienen también se han ido sofisticando, ahora bajo la batuta de Alexis, el hijo pequeño de Ferran, que es el jefe de cocina. Los más demandados son "los rigattoni trufados, y como clásicos, las albóndigas y la ensaladilla rusa", explican.

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El éxito de los platos preparados ha llegado hasta tal punto que, este año, coincidiendo con los 103 años de vida de la charcutería, la familia ha adquirido el local de al lado, que ha abierto hace apenas quince días, y que sirve de espacio de degustación y venta de platos cocinados, con una pequeña muestra de la parte de charcutería.

Cuarta generación "y hasta dónde se llegue"

Aunque la charcutería se ha mantenido como negocio familiar, ahora ya bajo la dirección de Judith en la parte administrativa y Alexis en la cocina, en un inicio Pere y Maria Creu no contaban que sus hijos se quisieran hacer cargo del negocio. Pero en plena crisis financiera, con las dificultades que la situación llevaba a la hora de encontrar trabajo, sobre todo para los más jóvenes, Judith decidió empezar a trabajar. "Dije a mis padres: «Mientras busco trabajo, les ayudo en la charcutería». Y al final me he acabado quedando", explica Judith. "Al principio no pensaba quedarme aquí, pero a base de adentrarme en el negocio empecé a tener ideas para mejorarlo, y vi que estaba donde tenía que estar", asegura la ya directora.

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Para Alexis, su hermano, que estudió cocina, el hecho de que Judith tomara esta decisión fue clave: "A mí ya me gustaba pensar seguir con el negocio, pero el hecho de que Judith también quisiera fue lo que me ayudó a echarme de cabeza. Juntos somos un equipo", asegura Alexis. Ambos hermanos, que ahora llevan las riendas del negocio aunque todavía reciben la ayuda de los padres, aseguran que el éxito se basa en "ofrecer buen producto, un buen servicio y que te guste lo que haces". No saben si se llegará a la quinta generación, pero de momento no les preocupa: "Queda mucho camino por hacer".