Afganistán: el final de la evacuación

A las siete y media del anochecer ha aterrizado en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) el último avión con refugiados afganos evacuados por España. Son los últimos y dejan un paisaje de desesperación y destrucción después de los atentados que jueves dejaron cerca de dos centenares de muertos y la incertidumbre de qué pasará ahora con el gobierno de los talibanes. La mayoría de países europeos también han finalizado la evacuación de su personal y los colaboradores afganos, mientras que los Estados Unidos agotarán el plazo del 31 de agosto para acabar de trasladar todo su material militar y las tropas que todavía tienen desplegadas.

Estas imágenes, pues, son el corolario de un fracaso colectivo de la comunidad internacional en Afganistán, pero también es de justicia afirmar que, al menos en el caso español, la evacuación se ha completado con éxito. Y esto ha sido así porque los ministerios de Exteriores, Defensa e Interior establecieron un grupo de trabajo antes de que los talibanes llegaran a Kabul, de forma que cuando se inició el éxodo, ya tenían muy avanzados los planes operativos. Esto ha permitido que se hayan podido atender todas las peticiones de los afganos que trabajaron para el personal español, en una operación que ha conseguido sacar del país a más de 2.000 personas. Nos consta, además, que los funcionarios y trabajadores implicados en el operativo han trabajado durante 24 horas al día para que fuera un éxito y nadie quedara atrás, a pesar del poco tiempo, apenas una semana, que ha habido para operar los vuelos.

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Por eso resultan ridículas las críticas de la oposición de derechas al gobierno de Pedro Sánchez por la gestión de la crisis de Afganistán, sobre todo porque España ocupa un papel muy secundario en aquel país y, dentro de las limitaciones evidentes, ha cumplido con lo que se le podía pedir. Sánchez, además, tuvo olfato político para ofrecer la base de Torrejón de Ardoz como hub para repartir refugiados, una decisión que le valió los elogios de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y que también ha servido para mejorar las relaciones con Estados Unidos.

Ahora bien, este éxito indudable ha ido acompañado de un discurso triunfalista de Pedro Sánchez sobre la realidad afgana que está muy lejos de la realidad. Se agradecería por parte de Sánchez un poco de autocrítica sobre el fracaso que supone la retirada y la evacuación tras 20 años de intervención internacional sobre el terreno. Otros líderes, como por ejemplo Emmanuel Macron o Angela Merkel, no han tenido problemas en admitir este fracaso (lo que por cierto no ha hecho Joe Biden) ante sus conciudadanos. Viendo como queda ahora Afganistán y el tipo de régimen que pretenden instaurar los talibanes, resulta inapropiado hablar de "misión cumplida". Al contrario, justamente porque no se ha cumplido la misión de estabilizar el país, ahora se ha tenido que proceder a una evacuación dramática de las personas que están en peligro.