¡El artículo de cada año por estas fechas!
Como nos explicaba Rosa Rodon en el ARA, el restaurante Disfrutar, de Barcelona, es el número 1 en la lista The World's 50 Best Restaurants. Lo mejor del mundo. Lo fueron El Bulli y El Celler de Can Roca. Cuando lo has sido, pasas a la reserva. Por eso Joan Roca ya no compite. Tanto El Celler de Can Roca, en Girona, como el Disfrutar, en Barcelona, tienen tres estrellas de la Guía Michelin.
La gastronomía catalana, toda, e incluyo los vinos que hacemos, entre ellos algunos de los mejores del mundo, es nuestro principal capital cultural y económico. A propósito de ello, y como publicaba Trinitat Gilbert en el ARA, por primera vez la prestigiosa lista Parker daba los míticos cien puntos a un espumoso de fuera de la región de la Champaña. Y es catalán: El Turó d'en Mota, enoteca 2001, de Recaredo. Esto sólo lo han logrado nueve bodegas en el mundo: Salon, Bollinger, Louis Roederer, Krug, Jacques Selosse, Ulysse Collin, Cédric Bouchard, Egly-Ouriet y Philipponnat. Los otros cien puntos catalanes, por cierto, son para el mítico L'Ermita, de Álvaro Palacios, en el Priorat. Tenemos a los mejores viticultores y los mejores restauradores del mundo, pero parece que sólo nos lo creemos cuando nos lo dicen los de fuera. En gastronomía –por tanto, en cultura– somos los mejores.
Hay un turismo gastronómico (enogastronómico) que viaja de todo el mundo ya todo el mundo para degustar lo que se hace en estos restaurantes: la comida y los vinos. Este turista irá a Copenhague porque está el Noma, en Lima porque está el Maido –que fue, el año pasado, el mejor del mundo– o en Módena porque está la Osteria Francescana. Me parece extraordinario que los enoturistas catalanes no tengan que tomar ningún avión o barco y hotel para ir a los mejores restaurantes del mundo. Sólo un tren o tal vez el metro.