La luz de la primavera
Como experiencia apocalíptica del siglo XXI, nos faltaba este apagón general. Y ya vamos sumando. comienzan a quedar desfasadas. Por histórico que haya sido el hecho. Y sobre todo porque, aparte de las anécdotas más o menos simpáticas que se han explicado por todas partes y de la empatía que siempre generan los usuarios de Renfe, cualquier pensamiento elaborado con buena fe sobre el hecho de vivir desconectado como " por nada, o porque justamente antes del apagón leía que en el 2024 el gasto mundial en armamento se disparó (estoy de acuerdo, el verbo aquí suena ridículo) y ya llega a los 2,7 billones de dólares. dineral en armamento es para utilizarlo, al revés de cuando pagas el gimnasio. Pero queda claro que sólo un misil que nos caiga encima o un apagón de larga duración puede ser capaz de alejarnos de una pantalla, entre otras cosas porque ya hay demasiados gestos de nuestra vida cotidiana. 2. Manténgase a la espera. La realidad, en su versión bofetada, es que en cuanto pudimos nos conectamos a todo lo que se había mantenido desconectado por circunstancias misteriosas. "Nunca sabremos la verdad", dicen quienes siempre sospechan de todo. Pero claro, es muy absurdo que un gobierno pida que no se especule sobre las causas cuando deja un silencio eterno para que se especule sobre todo y más, y para acabar diciendo que ellos mismos no descartan ninguna hipótesis. Y al final deberemos creer que las alertas a los móviles sólo sirven para realizar simulacros. Que no estamos listos para una emergencia es evidente, pero al menos tenemos misiles. Y si vas a Cercanías no notas ninguna diferencia. Pero sobre el papel de los gobiernos que deciden que hasta que no tienen información precisa no hace falta decir nada a la población da pereza hablar de ello. Es mucho mejor gozar de la primavera. Porque la primavera ha estallado como hacía tiempo que no la veíamos. Esto sí que es un espectáculo, y no el de las miserias habituales de responsabilidades eludidas. El verde se ha impuesto con una elegancia despampanante en nuestro paisaje. Muchas flores que conocemos y de las que no sabemos el nombre iluminan las incógnitas de los días oscuros. Es un lujo que las estaciones todavía se desborden y es un suplicio pensar que pronto puedan dejarnos. Veremos si se aclaran los enigmas sobre fenómenos energéticos y cuántos rebotes echará la culpa de que todo el mundo se lo sacuda, pero vemos, ahora y aquí, cómo se quita una escenografía natural que nos conecta con lo que estamos más allá de lo que hacemos.
El apagón ha sido aquel hecho insólito y puntual que hay entre un partido de fútbol y otro; entre bancos que se compran y países que se venden; entre papas que se esfuman y líderes sindicales perpetuos. Las lluvias de la primavera van y vienen mientras aumentan las ventas de placas solares, generadores, linternas y transistores. Porque la peor previsión del mundo, cuando aún todo era analógico, fue la que cantaba lo de "Video killed the radio star".