Máxima alerta con los accidentes laborales mortales

Habitualmente, cuando hay más actividad y, por tanto, más personas trabajando, las posibilidades de que haya accidentes laborales crecen. Es, en consecuencia, necesario reforzar las medidas de prevención, como ocurre con los incendios: es mejor prevenir –poner en marcha las iniciativas necesarias– que tener que curar.

Pero en los datos de enero a julio de este año en Catalunya, a pesar de tener en cuenta que existe un buen ritmo de actividad en la mayoría de los sectores, se registran unos incrementos que llaman la atención: 52 personas han perdido la vida en el puesto de trabajo, lo que supone un aumento del 44% respecto al mismo periodo del año pasado.

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Y todo ello sin incluir los que se han producido durante agosto. De éstos destacan la muerte de un temporero en Alcarràs víctima de un golpe de calor, según la primera autopsia, mientras cosechaba fruta a 40 grados de temperatura. No es el único caso: una trabajadora de la limpieza municipal en Barcelona se desmayó al llegar a su casa después de trabajar el último fin de semana de junio, durante la primera ola de calor de este verano.

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Además, también este mes murió un operario de Ebro, en la antigua fábrica de Nissan en la Zona Franca de Barcelona. Es el segundo caso que se produce en lo que va de año en estas mismas instalaciones industriales que comparten Ebro y la china Chery. En abril, un trabajador de cuarenta y un años que operaba a través de una empresa subcontratada murió electrocutado.

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Está muy bien que se reduzcan los accidentes laborales leves y graves, pero no con la contrapartida de que se disparen los mortales. Esta cuestión preocupa tanto a la consejería de Empresa y Trabajo como a muchas empresas ya los sindicatos. Es necesario reforzar la prevención y la vigilancia para evitar que estas cifras se disparen como está ocurriendo en la actualidad.

La tendencia creciente de los accidentes laborales mortales durante el primer trimestre hizo que el titular de la Conselleria, Miquel Sàmper, anunciara un plan para reducir la siniestralidad. La idea era crear un cuerpo de delegados de prevención de riesgos laborales formado por miembros de sindicatos y patronales. El objetivo esencial era luchar contra la plaga de los accidentes de trabajo. En una primera fase, la iniciativa, anunciada el pasado mayo, preveía el control de las empresas y tenía la intención de realizar 1.080 visitas al año. Por el momento no se ha logrado ponerlo en marcha.

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Dada la evolución del problema, al Gobierno no le quedará más remedio que tratar de atraer a todas las partes implicadas para poner en marcha su plan y acabar con las reticencias de Foment del Treball. Tanto los sindicatos como la otra patronal, Pimec, estaban dispuestos a negociar. Se necesitan medidas y soluciones para evitar que se normalice la posibilidad de morir mientras se trabaja. Los sindicatos alertan desde hace tiempo que el sistema de prevención "no está resolviendo los riesgos más evidentes de seguridad" y reclaman, al mismo tiempo, cambios normativos. Es evidente que algo debe hacerse porque, como dicen desde las centrales, "no deberíamos morir en el trabajo por causas que se pueden prevenir".