Mazón y Feijóo: el bloqueo del PP

Ha pasado un año de la dana y el presidente Mazón aún está pensando qué debe hacer. ¿En qué mundo vive? ¿Un año y aún no ha entendido por qué su comportamiento genera tanto rechazo? Y Feijóo, el presidente del PP, apenas empieza a pensar que quizá debería clavarle un empujón. Lo que por decencia habría tenido que hacerse desde el primer momento. El poder parece alimentar la insensibilidad. Todo lo que Mazón saca de las manifestaciones de indignación ciudadana es que debe retirarse a reflexionar. ¿Cuánto tiempo necesitará para realizar el único gesto de decencia que los hechos reclamaban desde el primer momento: plegar, pedir perdón y salir de la escena? Es un cadáver político ambulante. No tiene ninguna credibilidad, por su negligencia, por su irresponsabilidad y sobre todo por la incapacidad de no entender que su comportamiento lo desautorizaba para siempre. Cuando un dirigente se enroca y pierde toda noción de realidad, la responsabilidad se traslada al partido. Las estructuras orgánicas no están porque sí. Forma parte de las responsabilidades de quienes mandan actuar cuando alguien se encapsula en un ego que le impide percibir la realidad. Feijóo ha sido incapaz de hacerle plegar. Y se ha vivido uno de los más miserables espectáculos de la política española: un presidente enrocado en sí mismo e incapaz de conectar con una ciudadanía tocada por la tragedia.

Cuesta entender que se aspire a gobernar estando tan lejos de la realidad y de las personas. Incluso el presidente Aznar ha levantado la voz para reconocer que esa situación era insostenible. Es triste que se necesite tanto tiempo para que se empiece a asumir lo evidente desde el primer momento.

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Pero este episodio es también un indicio del desconcierto del PP, que ha hecho del ruido la única estrategia política contra el gobierno, y que en su incapacidad de dar pasos significativos adelante deja a Vox una pista de crecimiento que empieza a agujerear. Cada vez tiene Abascal más encima, y ​​Feijóo sigue apegado a su método: hacer pasar el ruido por encima de las ideas, propuestas y proyectos.

Mientras Mazón reflexiona, el PP ha organizado en el Senado una operación de acorralamiento de Pedro Sánchez con mucho ruido y poco aseo. Un alud de acusaciones dispersas y confusas (el ruido siempre por delante de la verdad) que voces de segunda fila tiraban contra el presidente y que ha permitido a Sánchez salir más contento de lo que había entrado. Hace tiempo que es evidente que Feijóo y su equipo no tienen o no quieren explicar ningún proyecto ni llegan a construir un perfil innovador que tenga capacidad de atraer al personal en un momento complicado. El PP vive entre cuándo plegará Mazón y cuándo se forzará el paso junto a Feijóo, si se pretende ganar unas elecciones por el perfil propio, y no solo por la satanización del adversario. Una estrategia con un deje de inseguridad que, queriendo ahogar al adversario, le da aire.