Mujeres en primera línea que no quieren ser heroínas

La celebración mañana del 8 de marzo llega marcada por una pandemia que ha demostrado que, en situaciones de crisis como la que hemos vivido, las mujeres son las que más las sufren en primera línea. Esto no es ninguna novedad histórica, porque ya se ha visto en cantidad suficiente por ejemplo en casos de guerra, pero sí que ha permitido demostrar que incluso en países como el nuestro, donde teníamos la sensación que se había avanzado mucho en temas de igualdad, cuando las cosas van mal el peso principal recae, como siempre, en el género femenino. Los datos en este sentido son agobiantes: en siete de las nueve profesiones que han estado en primera línea de combate contra el virus, las mujeres son mayoría. Solo hay que pensar un poco: la enfermera que cuida al enfermo, la limpiadora que asegura que los quirófanos estarán limpios, la cuidadora de nuestro abuelo, la maestra de nuestros hijos... Las mujeres han enfermado más de covid y han perdido más el trabajo de media, pero al mismo tiempo resulta que tres cuartas partes de las voces que aparecen en los medios para hablar de la pandemia son hombres. Es un desequilibrio demasiado grande.

En un contexto de confinamiento y crisis sanitaria, los cuidados se han puesto en el centro y de repente nos hemos dado cuenta que hay profesiones tan feminizadas que parece que respondan a un rol clásico de división de género. Y no, los cuidados no tienen por qué ser solo responsabilidad de las mujeres, igual que las tareas domésticas. Pero el efecto de la pandemia ha llevado a dar pasos atrás en este y otros ámbitos. Por eso este 8 de marzo tiene que servir para visibilizar el impacto que ha tenido la pandemia sobre la igualdad de género y abrir un debate serio sobre qué medidas se pueden tomar para no retroceder. Las ayudas a la conciliación, la reforma horaria y y la incorporación del punto de vista de género a las políticas sociales y económicas aparecen como medidas absolutamente necesarias. En este sentido, en el próximo Govern el enfoque de género tiene que ser transversal en todas las conselleries y no un tema de un departamento concreto.

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El dossier del ARA de hoy también quiere homenajear a las mujeres que han estado en primera línea contra la pandemia, y hacerlo a través de sus testigos. En una jornada en que las restricciones sanitarias impedirán que haya las movilizaciones masivas que se han visto los últimos años, es importante hacer este ejercicio de escuchar las voces de estas "mujeres invisibles". Es especialmente sobrecogedor el testigo de Victoria Medina, trabajadora de limpieza del Hospital de Sant Pau, que pasó de limpiar las salas de las UCI a estar ingresada ella misma, sedada e intubada . Un año después todavía no se ha recuperado del todo.

Las mujeres que están en primera línea no quieren ser heroínas, solo que se reconozca y se valore su trabajo ahora que se ha visto que eran tareas "esenciales", sin las cuales no se podía mantener la economía y todo el sistema de bienestar social en funcionamiento. Ojalá esta experiencia tan nefasta de la pandemia sirva para poner las cosas en su lugar de una vez.