Obama tiene dos preguntas para ti

La implicación frenética de Obama en la campaña de Kamala Harris es una señal de que Trump puede ganar. Y el tono de decencia desesperada con el que Obama está interviniendo revela que la tuneladora argumental demócrata se ha topado con una roca muy sólida que no la deja avanzar: la del machismo y la de las mentiras.

Obama aparece en una sede de “votantes negros” de Harris en Pensilvania, lamenta no haber visto, todavía, la misma movilización que cuando él se presentó en 2008, se hace crees que en una elección tan clara –“ entre alguien que fue como vosotros” y “alguien que ha mostrado un constante desprecio por gente como vosotros”– continúen sentados en la silla, y entonces se dirige a los hombres y les dice: “Si no te entusiasma tener una mujer presidenta y busque excusas para no votarla es porque, en el fondo, cree que esto es un signo de fuerza. Porque esto es lo que hace un hombre [como Trump], ¿denigrar a las mujeres?”

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Minutos más tarde, pregunta en el mitin: “¿Cuándo fue correcto aceptar la mentira «mientras gane nuestro bando»?”

Obama ya sabe las respuestas: el machismo impregna todas las capas del subconsciente, en América y aquí. Y Trump es el rey del machismo. Y en cuanto a las mentiras, hoy multiplicadas por las redes, “mientras gane nuestro bando” (es decir, mientras nos mantengamos en el poder y en los cargos) es un argumento que utilizan derechas e izquierdas.

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Por eso, la roca se dejaría perforar mejor si el sueño americano siguiera siendo verdad, si la gente “como vosotros” no acumulara tantas decepciones políticas con los demócratas, si hubieran cambiado Biden por Harris sin necesidad de tener que llegar a ese debate tristísimo. Las preguntas de Obama son indiscutibles, pero en las mismas preguntas tiene las respuestas.