Las palabras del sultán
El líder de la COP28 ha acabado de hundir las expectativas, ya frías de por sí, que pudieran existir sobre la edición de la Conference of the Parties, o Conferencia de las Partes, que es lo que quieren decir las siglas –COP – de esa cumbre que cada año celebran (es un decir) las Naciones Unidas sobre el cambio climático. Por si no era suficiente celebrarla en Dubai, uno de los máximos productores de combustibles fósiles, el presidente de esta Cumbre del Clima ha declarado que "no hay ninguna evidencia científica" que justifique reducir el consumo de energías fósiles, como el petróleo, y que en caso de hacerlo "el mundo volverá a las cavernas". Es interesante consignar el detalle de que el presidente de la COP28 es el sultán Ahmed al Jaber, que casualmente también es el presidente de la compañía petrolera de los Emiratos Árabes Unidos. como la del sultán, que renuncia a eufemismos y subterfugios y se presenta tal cual. Nos pone de manifiesto, porque no nos olvidamos, el doble discurso –tortuoso– de las potencias occidentales, empezando por la Unión Europea y EEUU, que por un lado reiteran la urgencia de avanzar en la descarbonización de las economías mundiales y por otra siguen haciendo reverencias a los inescrutables lobis de sultanes, jeques y otros poderosos y siniestros personajes del Golfo Pérsico y sus alrededores. Personajes con preocupación por el cambio climático equiparable a la que demuestran por la democracia o los derechos humanos. Occidente, mientras, les lleva su gran cumbre sobre la cuestión para que enganchen un mensaje negacionista y una amenaza grotesca sobre las consecuencias de cambiar, o simplemente reformar, el modelo económico que para el sultán Al Jaber representa la cesta de todos los huevos . Es una lástima para todos los equipos de investigación e investigación de tantos países que, en ámbitos del conocimiento muy diversos, llevan a cabo un trabajo importante y riguroso para afrontar el cambio climático (al mismo tiempo que no se olvidan de hacer pedagogía sobre emergencia climática entre la ciudadanía y las clases dirigentes) y que deben ver cómo sus esfuerzos se ven oscurecidos por las groseras declaraciones de una rapaz.
Por otra parte, las palabras del sultán se parecen como dos gotas de petróleo a las de algunos próceres que tenemos mucho más cerca. Lo de volver a las cavernas, o de volver a circular con una burra y un carro, o directamente de volver a pasar hambre (Xavier Trias dixit no hace mucho) es mucho el lenguaje que utilizan los guardianes del petróleo nostrat, que no es otro que el turismo. Como en el estado español, la industria turística se construyó durante la dictadura de Franco, conserva varias esencias: entre ellas el autoritarismo, y también la falsa y alarmista disyuntiva entre dedicarnos al turismo (y regarlo) con todas las ayudas públicas imaginables) o decaer y retroceder económica y socialmente. La realidad es que no existe actividad económica tan contaminante, y al mismo tiempo tan absolutamente improductiva, como el turismo.