El Papa, Lamine Yamal y Xavier Bosch

¿La lista de los más vendidos de Sant Jordi tiene algún sentido? ¿Es sólo una maniobra de promoción comercial? Criticarla se ha convertido en una tradición tan consolidada como el hecho de publicitarla cada año. Lo de destacar lo que más sobresale, la punta de la pirámide de una realidad escurridiza, ocurre en muchos ámbitos de la vida. No nos dedicamos a explicar todo el mundo que hace deporte cada día, nos fijamos sobre todo en los futbolistas de élite, y dentro de este colectivo ya de por sí reducido, en realidad hablamos sólo de unos pocos: ahora mismo lo más vendido es Lamine Yamal, ¿verdad? Un no aficionado al fútbol, ¿cuántos más jugadores del Barça conoce?

¿Qué pasa con la política? No ponemos el foco en los militantes de base de los partidos políticos, ni siquiera en los parlamentarios de segunda o en los altos funcionarios de primera, sino en los principales líderes y gobernantes. Alguien que no siga la actualidad política, aparte de Trump –y su lista de los aranceles más vendidos–, ¿qué otros personajes de su gobierno tiene presentes? Más allá del presidente Illa, ¿de cuántos otros consejeros de la Generalitat sabéis el nombre? La política también la reducimos a los goleadores.

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Y con la sanidad, ¿qué hacemos? Pues a menudo nos fijamos en los grandes avances más que en la cotidianidad de un CAP, en los grandes médicos e investigadores más que en el camillero, cuyo trabajo es crucial para salvar vidas, o en la profesionalidad de tantas enfermeras. Con la educación pasa exactamente lo mismo. Nos hacemos eco de los resultados de los estudiantes más brillantes, aunque sabemos que las pruebas de selectividad no reflejan exactamente lo que saben, o damos voz a una maestra excepcional y comprometida que nos dé optimismo, o a una pedagoga que tenga una visión global que nos ayude.

Tampoco estamos pendientes de la vida religiosa de millones de creyentes católicos. De hecho, no estamos nada pendientes de la religión. Porque vivimos en una sociedad secularizada y porque, en cualquier caso, entendemos que la espiritualidad, en quienes la sienten o la practican, es algo íntimo. Prácticamente sólo sabemos qué dice, qué piensa y que hace el Papa de Roma, que tiene el poder de representar y hacer de altavoz de todos los católicos, aunque sepamos que en la Iglesia hay una gran variedad de sensibilidades, y que el Vaticano es una madriguera de intrigas. Por eso la muerte de un papa es un evento global. Por cierto, un día le preguntaron a Francisco cuánta gente –qué número de gente– trabajaba en el Vaticano, y su respuesta pícara fue: "La mitad". Sabemos poco de lo que hacen, o de lo que no hacen, estas dos mitades. Nos damos por satisfechos con el glamour del pontífice.

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En todos los ámbitos de la vida, de vez en cuando buscamos el contrapunto, la curiosidad, una echamos una mirada sobre la existencia cotidiana, intentamos reflejar lo que no luce, lo que queda oculto. Pero aun así resulta imposible llegar a todas las vidas singulares, a todas las situaciones variadas, a todas las realidades marginales. La realidad es compleja y sinuosa, de ahí que tratemos de concentrarla y catalizarla en unos pocos referentes, en unas esenciales ideas o imágenes o personas. Es una operación perfectamente humana, al igual que cuando reducimos un viaje familiar a unas cuantas fotografías o una vida entera a un libro de memorias de 150 páginas o a un biopic de una hora y media. Uno de los libros que salen en las listas de más vendidos de este Sant Jordi es La memòria dels catalans, donde 135 autores reducen a 1.000 páginas lo que somos. ¡Qué osadía! ¡Y qué gran trabajo!

Es verdad: todo el conjunto de libros más vendidos por Sant Jordi sólo representan un 5% del total de ventas del día, pero son los que marcan los goles en un día importante de partido, una suerte de final por votación popular. No es la sentencia de los críticos o los lletraferits, no es el día del premio Nobel –por cierto, los Nobel tampoco representan lo mejor–, no es el canon. Pero de algún modo la lista nos sirve, nos retrata al por mayor, a la vez que todos sabemos que junto a estos goleadores hay un precioso mosaico de miles de escritores que con la suma de sus obras logran cribar al por menor el sentido de nuestras pequeñas vidas.