El PP y las dosis masivas de mentiras
El "¡Sánchez a prisión!” que grita la ultraderecha es como el “Lock her up!” que gritaban los trumpistas enfurecidos refiriéndose a Hillary Clinton. Si cinco años atrás Pablo Casado llamaba ya “presidente ilegítimo” a Sánchez, ¿no parece lógico que esta semana quieran asaltar el Congreso, como los trumpistas, para impedir la investidura de Sánchez? (La última vez que se asaltó el Congreso fue también la ultraderecha, armada, eso sí, y para interrumpir una investidura).
Esto ocurre porque el PP no ha parado de aumentar la dosis de alarmismo sobre que se rompe España desde el 2005, cuando se lanzó a las calles a recoger cuatro millones de firmas contra el Estatut. Han convertido a Puigdemont en el enemigo público número 1, han convertido el 1 de Octubre en rebelión, al rey Felipe de Borbón en el salvador de la democracia, y aprobaron el decreto para que las empresas se marcharan de Catalunya. Todo menos abordar el problema de fondo.
Claro, cuando ya hace años que administras dosis diarias de mentiras a la opinión pública, hay que inventar otras grandes para que sigan surtiendo efecto. Por eso ahora hablan de “dictadura por la puerta trasera” (precisamente ellos, los herederos políticos del franquismo) ¡e incluso el rey les parece un blando! El juego de pirómano que lleva el PP entre manos es tan peligroso que se cargará a Feijóo, eclipsado por Aznar, Ayuso y Felipe.
De lo grande que es el estado de secuestro emocional anticatalán de la sociedad española da idea el hecho de que incluso dentro del PSOE, que aprobó el 155, hay quien critica la amnistía. ¿Acaso no se dan cuenta de que el único problema del PP es que se ve cuatro años más en la oposición? Y ahora, los supuestos garantes de la estabilidad económica y la seguridad jurídica quieren incendiarlo todo, cuando resulta que son dos partidos independentistas con líderes en el exilio los que están a punto de estabilizar la gobernabilidad en España.