El PP escupe al cielo
Con los resultados de las elecciones gallegas el PP de Feijóo cogió coraje después de unos meses de arrastrar los pies por haber visto cómo la Moncloa les huía de la cabeza de los dedos. Como el nacionalismo español tiene tendencia a tener la moral alta (basta con ver cómo se comporta la versión más banal, que es la futbolística), se vieron en condiciones de precipitar un final abrupto de una legislatura incierta, en la que Pedro Sánchez y el PSOE pasaban a depender más directamente que antes de los independentistas catalanes y vascos. Además, se añadía el desgaste causado por la larga negociación de la ley de amnistía y, de repente, un regalo (para el PP) tan inesperado como goloso: el caso Koldo. Vieron un camino abierto y decidieron jugarlo (casi) todo a esa carta. El propio Feijóo lo anunció explícitamente: Pedro Sánchez no tardará en caer, y será por haberse aliado con los enemigos de España, y por la corrupción.
La suerte hizo que una de las derivadas del escándalo del tal Koldo (el PSOE debería preguntarse en serio qué hacía, un gorila de discoteca, ejerciendo de mano derecha de un ministro y uno de los hombres más fuertes del partido, como era José Luis Ábalos) fuera hacia Baleares, y por tanto hacia la presidenta del Congreso, Francina Armengol, que era presidenta de Baleares durante la pandemia y, por tanto, jefe de uno de los ejecutivos autonómicos que compraron mascarillas en la empresa de este personaje. El actual gobierno del PP, que se sostiene con el apoyo externo de Vox, es uno de esos gobiernos que siguen haciendo oposición del gobierno anterior, por lo que la presidenta Marga Prohens y su gente de confianza también se contagiaron de la euforia dominante en el PP. Tanto es así que, entre desregulaciones urbanísticas y ataques contra la lengua catalana, encontraron un momento para abrir una comisión de investigación sobre el caso Koldo en el Parlament de Balears, que viene a sumarse a la guerra de comisiones de investigación sobre mascarillas y corruptelas pandémicas que han iniciado el PP y el PSOE en el Senado y en el Congreso de Diputados.
Sólo que la cosa, ay las, lleva camino de hacer el conocido efecto boomerang y de girarse en contra del PP. Ahora ya se sabe que el gobierno de progreso se percató de que el material servido por la empresa de Koldo García era defectuoso y que presentó una reclamación por valor de 2,6 millones de euros que el siguiente ejecutivo, el de la derecha , dejó caducar. No sólo eso, sino que la trama de Koldo García se enteró por el gobierno de Prohens de la fecha (el pasado 18 de enero) en la que esa reclamación caducaba. De modo que quien ha pasado a estar en falso, y en situación de tener que dar explicaciones, es el actual Govern de Baleares. Tal vez no está de más recordar que Baleares, también por decisión de Prohens y su ejecutivo, con los votos del PP y de Vox, se convirtió en la primera comunidad autónoma que se atrevió a suprimir la Oficina Anticorrupción. Decían que salía cara y no servía para nada. En fin, ya lo avisa la sabiduría popular (con perdón): a quien escupe en el cielo, el escupitajo se le cae encima.