El PP juega con fuego con Vox
En la campaña electoral madrileña hay un elefante que hasta ahora la favorita según todas las encuestas, Isabel Díaz Ayuso, ha intentado ignorar, y es que para gobernar necesitará el apoyo de la extrema derecha. Existía la posibilidad de que Vox diseñara una campaña de perfil bajo para intentar esconder esta incómoda realidad, pero ha sido todo lo contrario. En un intento para no ser fagocitada por Ayuso, Vox está haciendo una campaña xenófoba, racista y machista, el colofón de la cual ha sido un cartel que se ha podido ver a la estación de metro de Sol y en algunos Cercanías y en el que se lee: “Un mena, 4.700 euros al mes. Tu abuela, 426 euros de pensión al mes. Protege Madrid”. En la imagen aparecen dos personas: una mujer mayor y un hombre de piel oscura, enmascarado y encapuchado. El cartel recuerda inevitablemente a los que los nazis usaban para estigmatizar a los judíos o los discapacitados, apelando además a su coste económico. Si esto no es fascismo, se parece mucho. La Fiscalía ha abierto una investigación, a instancia de Más Madrid, por un presunto delito de odio, y otros partidos, como por ejemplo Podemos, lo han llevado a la Junta Electoral.
Lógicamente, el cartel ha monopolizado la campaña electoral en las últimas horas, y desde Cs hasta el PSOE lo han criticado. Pero no el PP, que con Vox está jugando con fuego. Ayuso mantiene un difícil equilibrio porque sabe que necesitará a Vox para gobernar o, en su defecto, necesita el apoyo de sus votantes, y por eso siempre evita cualquier crítica a Vox. De hecho, en la campaña Vox ya da por hecho que pactarán, y se presenta como "un socio leal". Será interesante ver qué dice esta noche en el debate electoral de Telemadrid la candidata popular sobre su política de alianzas.
El caso es que la polémica ha vuelto a poner de relieve el auténtico peligro que se esconde detrás de las elecciones madrileñas, que es el acceso, por primera vez desde la dictadura, de una fuerza política ultra a responsabilidades de gobierno en un ejecutivo autonómico. El PSOE decidió ayer por fin salir en tromba contra Ayuso, en boca del ministro José Luis Ábalos y pasando por encima de su candidato, Ángel Gabilondo, que de manera incomprensible está evitando el cuerpo a cuerpo con la presidenta madrileña.
También es cierto que Vox está consiguiendo, exhibiendo su xenofobia sin complejos y azuzando el odio al extranjero (ya manipuló un documento para denunciar que las ayudas al alquiler social eran solo para personas con apellidos árabes), que la campaña gire alrededor de ellos. Es complicado no caer en las provocaciones de la extrema derecha y se tiene que ser habilidoso para no propiciar su falso victimismo, pero lo que tampoco se puede es quedar en silencio ante estos discursos. Para empezar, es incomprensible que la JEC autorizara este cartel y que Metro Madrid o Renfe lo hayan colocado en un lugar público.
Y después, si Ayuso no descarta gobernar con Vox, tiene que quedar claro que votar el PP significa abrir las puertas del gobierno madrileño a un partido contrario a los valores constitucionales y con vínculos con el franquismo. Y el culpable habrá sido el PP.