El problema son las competencias

De nuevo, los titulares de educación de los últimos días plantean el grave problema del nivel de conocimientos de los estudiantes en Cataluña. En concreto, el nivel de matemáticas en sexto de primaria, el más bajo de la historia, y las dificultades en cuarto de ESO en inglés, aunque el catalán parece remontar. La Generalitat también ocupa a titulares anunciando la implementación de medidas adicionales para mejorar los conocimientos en ciencias de los alumnos. Entre otros, ampliar la formación del profesorado en didáctica de las ciencias para mejorar la calidad de la enseñanza. ¿Pero cuál es la causa del problema del bajo nivel de conocimiento de los alumnos? Seguramente es multifactorial. Invertir en medidas adicionales significa que con lo que se hace hasta ahora no es suficiente. Que estas medidas incluyan una didáctica para que los maestros lo hagan mejor también presupone que no lo están haciendo bien. Algo discutible, porque estos mismos maestros han sido validados por la misma administración que ahora plantea enseñarles más método. Ahora bien, nadie propone una óptica distinta, que permita girar la tortilla. Si el problema son los conocimientos, ¿por qué reforzar la didáctica? Aquí voy. La clave de todo ello es la ausencia de una reflexión sobre los contenidos por un exceso de trabajo competencial. La lógica de las competencias, esa idea del para qué sirven los contenidos, esa manía del saber hacer, acaba por ir en detrimento del saber, no de todo el saber, pero sí de las cosas más importantes para poder espabilarse en un mundo donde la inteligencia ha sido secuestrada por las máquinas. ¿Para qué sirve saber hacer una búsqueda por internet sin saber si lo que hemos encontrado es correcto porque no tenemos conocimiento? La dificultad hoy es averiguar cuáles son los conocimientos fundamentales que deben adquirirse para moverse socialmente sin que nos den gato por liebre. Una actividad ha gustado mucho a los niños, pero ¿qué han aprendido? No se trata de hacer niños competentes, capaces de aplicar unos conocimientos, sino niños instruidos, cultos, mejor dicho, con curiosidad por saber cosas, no precisamente las cosas que circulan por las redes, sino las que han vertebrado la cultura. En lugar de enseñar cómo utilizar la IA de entrada debe enseñarse cuál es el trasfondo de la IA, cómo se ha inventado, quién, cómo y sobre todo por qué. En lugar de enseñar inglés jugando a un videojuego se debe enseñar el inglés que escribía Virginia Woolf. Justamente porque no tiene ninguna aplicación, ninguna, más que hacerle decir al inglés cosas que no habríamos imaginado en otras lenguas.

Aristóteles dijo una vez que, además de saber cosas, es importante saber discernir cuándo utilizar lo que sabemos y cuándo abstenernos. De eso va la educación. La Escola Nova catalana era consciente de ello, por eso se centraron en enseñar contenidos fundamentales. Sin contenidos, ya podemos ir reforzando métodos para utilizar nada. Si seguimos pensando en clave de competencias no saldremos del callejón sin salida.