¿Cómo pudieron llegar tan arriba?
En resumen: los medios informan desde primera hora de la mañana de que caerá un aguacero catastrófico por la tarde, el presidente ausente se va a comer hasta las tantas y da órdenes que no le molesten, y cuando recibe un mensaje antes de entablar que le informa que la situación se está complicando contesta "Collonut". A las cinco de la tarde ya saben que ni los helicópteros del ejército español han podido sobrevolar a Utiel para rescatar a un centenar de personas. La consellera quiere confinar a la gente y enviar una alerta por el móvil cuando ya hay decenas de ahogados y la mano derecha del presidente ausente le contesta que "De confinar, nada", porque "Confinar una provincia es una barbaridad". El balance final es 230 personas muertas.
Podríamos añadir todos los detalles que se han ido sabiendo, pero con esta sucinta secuencia queda claro que una banda de gestores indocumentados no habría hecho un papel peor ante la dana que lo que perpetraron los principales responsables políticos de la Generalitat Valenciana, lo que nos pone, ya de manera alarmante, ante las preguntas de cómo es que ellos la política, qué formación reciben de los partidos en los que se encuadran y qué intereses creen que deben priorizar. Los partidos y las instituciones están llenas de responsables, pero estas 230 muertes piden a gritos una auditoría de control interno para que elementos tan importantes como la seguridad de la gente nunca puedan caer en manos tan incapaces.
Iban mortalmente tarde y mal, y todavía se negaban a pedir a la gente que se quedara en casa, porque tenían la idea de que confinar iba contra la libertad. Es muy grande.