¿Renunciar a las Islas Baleares?

Llevo trece años viviendo en Barcelona y pocos han sido los catalanes que, al saber que venía de Mallorca, no me hayan pedido cómo estaba allí la situación política, o cómo iba “el tema de la lengua”. Esto, claro, sobre todo en los años del ínclito José Ramon Bauzá y en estos últimos meses, en los que parece que el gobierno de Marga Prohens, sustentado por la extrema derecha y el nacionalismo español más furibundo, se haya propuesto culminar la cruzada de Bauzá contra la lengua propia de las Islas Baleares.

Decir que la situación de la lengua en las Islas es buena o mejor que la del Principado sería engañarnos, pero con todo sí me gustaría destacar la reacción de la sociedad civil ante estos ataques. Haciéndose suya la consigna “Ninguna agresión sin respuesta”, entidades del ámbito de la cultura, la enseñanza y la sanidad han activado un conjunto de movilizaciones que para mí son el contrarretrato perfecto de lo que las urnas decretaron el pasado 28 de mayo. El mismo día que Prohens llegaba al poder, una treintena de entidades de la sociedad civil hacían público el Manifiesto unitario por la democracia, la libertad y la convivencia, impulsado por la Obra Cultural Balear. Ante el anuncio del plan piloto de segregación de los niños por motivo de lengua, la mayoría de centros educativos se han movilizado para rechazar su implementación, y estos días los docentes de las Islas están recibiendo el consejero Antoni Vera con las ya icónicas camisetas verdes de la Asamblea de Docentes. Mientras, la Obra acaba de anunciar que acometerá medidas legales contra el plan. En el ámbito de la salud, cerca de 750 profesionales se han adherido a la campaña "Sanitarios por la lengua", que los identifica para que los pacientes sepan que ellos, a pesar de la eliminación del requisito de catalán, les pueden atender en nuestra lengua. En la cultura se ha producido una reacción similar: ante medidas como la bilingüización de los Premios Ciudad de Palma de novela y poesía, la Asociación de Escritores en Lengua Catalana, el PEN Catalán y la Obra convocaron un acto de protesta con treinta escritores distinguidos con estos galardones

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Ante cada agresión, una respuesta. Ante cada ataque a la propia lengua, una movilización. Estas son las Islas Baleares que no siempre salen en la foto, que decididamente no siempre ganan en las urnas, pero que insisten, sobreviven, resisten, están ahí. Sé que en el mundo en el que vivimos, marcado por la simplificación de contenidos y la última hora, la complejidad es un bien escaso. Pero ocurre que hay mucho más que conocer que el tópico del isleño conversador y tirando a españolista, de la sociedad del “sin embargo” en temas como la lengua, la cultura o la protección del territorio. Tal vez sea más sencillo dar una parte del país por perdida y culpar a la mayoría electoral. Yo somos partidario de prestar atención a la sociedad civil autocentrada que responde, y que aspira a trazar estrategias de autodefensa en los Países Catalanes. Mi orgullo, pequeño, humildísimo, es poder formar parte de ello.