Revisar el estado del bienestar
Estamos en unos momentos de gran desorientación en la mayoría de nuestras sociedades, y esta situación está poniendo en peligro la relativa paz y el progreso que supuso la segunda mitad del siglo XX. Lo vivimos bastante, aquí y por todo el mundo, y por tanto no hace falta volver a explicarlo. Pero es urgente analizar sus causas y tomar las medidas necesarias para evitar una verdadera y desastrosa crisis para las personas que viven y vivirán durante los próximos años. Hemos visto y veremos libros, pero me limito ahora a una visión específica, tal y como refleja el título del artículo.
1. El estado del bienestar como causa. No cabe duda de que, con otras muchas causas (tecnológicas, climáticas, políticas, sociales...), la progresiva introducción de lo que hemos bautizado como "estado del bienestar" fue la razón principal del fuerte progreso vivido. Podemos centrarlo en varias palabras: estados, democracia, crecimiento económico, reducción de las desigualdades y aumento con reparto del bienestar personal y colectivo. Miramos qué está pasando últimamente en relación con algunas de estas palabras y cómo revisarlas de cara al futuro.
2. El papel futuro de los estados. A lo largo del siglo XX, los diferentes estados, tanto pequeños como grandes, han tenido un papel fundamental en el funcionamiento de la política y economía mundiales, tanto para organizar la convivencia de sus ciudadanos como para participar en la geopolítica. La existencia de unos pocos grandes estados (unos democráticos y otros autoritarios o dictatoriales) ha complicado la vida de los pequeños y ha llevado a crear organizaciones supraestatales de carácter económico o político (UE, OTAN...), pero que ahora empiezan a demostrarse menos útiles. Tengo la impresión de que el papel de lo que ahora llamamos "estado" cambiará en el futuro, que disminuirá mucho su número y que estarán organizados con un carácter muy "federal" que permitirá una gran "pluralidad interna", cultural y lingüística, junto a una fuerte centralización en términos económicos, políticos y de defensa. Además, deberán reformarse o crearse nuevas organizaciones de carácter internacional tipo ONU con poder regulador a escala mundial. Deberíamos ir pensando cómo se realiza este cambio tan importante que ponga en marcha mecanismos que permitan aumentar la convivencia de ocho mil a diez mil millones de personas en el planeta.
3. El crecimiento y el bienestar. Hoy en día se busca, y se presume constantemente, de "crecimiento", entendiendo como tal el crecimiento del PIB o de la actividad económica. Esto es bueno, pero no puede ser el principal objetivo de la gestión política si no se le añade el PIB per cápita, la disminución de la desigualdad y, como objetivo final, un mayor bienestar personal, que necesita componentes económicos pero también pide añadir elementos relacionados con la convivencia, la cultura y la tranquilidad que permitan el aumento del bienestar. Los mecanismos financieros del estado del bienestar deberían revisarse tanto en su vertiente fiscal de los ingresos, es decir, de reparto de los impuestos, como en qué utilización se hace de los recursos públicos con sus diversas aplicaciones. No puede ser que la universalidad de la educación, la sanidad y la asistencia social no pueda extenderse a otros aspectos de la vida, con sus particularidades y límites específicos. Pongo como ejemplo la vivienda o algunos aspectos de la capacitación de las personas que no se pueden realizar en las escuelas actuales.
4. La política democrática. Debemos evitar que siga ocurriendo que, incluso en los estados formalmente democráticos, las decisiones políticas estén fuertemente centralizadas en algún grupo minoritario que controle alguno de los recursos fundamentales para la vida colectiva (recursos naturales, recursos financieros, conocimiento tecnológico, información, datos personales...). Este control puede pasar por una participación directa, o disimulada, en los procesos decisorios, o por una manipulación de la información que permite influir decisivamente en los resultados de los votos aparentemente libres de los ciudadanos. Estas últimas décadas hemos visto cómo se ha ido pasando del control desde el poder financiero al control desde el poder relacionado con las nuevas tecnologías y con la manipulación de datos e información. Y además, hemos visto cómo los dos poderes los agrupaban y controlaban...
Es necesario que en el mundo más desarrollado se vea la actividad política como la gestión del bienestar de los ciudadanos, y no como una actividad llena de luchas, de mentiras e incluso de insultos personales; y que se entienda que defender ideas distintas e incluso contradictorias puede ser muy positivo si permite buscar acuerdos y actuaciones conjuntas. La situación actual en muchos de los países europeos es muy difícil que nos lleve a un crecimiento del bienestar.
Finalmente, es necesario realizar, desde el mundo más desarrollado, un esfuerzo para que los muchos estados autocráticos todavía existentes reciban las presiones, y sobre todo las ayudas, para ir adoptando constituciones de carácter democrático. Si quieren y pueden mirar a Europa, tendrán que hacerlo mirando a la Europa de hace medio siglo más que a la actual.