“¿Qué significa garrote vil?”
El 2 de marzo de 1974 hacia el mediodía, terminada la programación infantil del sábado por la mañana, TVE emitió un adelanto informativo. Un locutor anunció con ademán que en cumplimiento de la sentencia dictada por el tribunal militar, se había procedido a ejecutar la pena de muerte dictada contra Salvador Puig Antich por el método del garrote vil, y que también se había ejecutado el ciudadano alemán Heinz Chez por el mismo sistema, en la cárcel de Tarragona.
Las dictaduras son muy eficaces comunicando la crueldad: habían subrayado el detalle del garrote vil para provocar un escalofrío general disuasor en la población (imagínense una criatura preguntando: “¿qué quiere decir garrote vil?” y una madre entrando en detalles ) y poniendo dos ejecuciones juntas en la misma noticia pretendían quitarle importancia a la primera, que era la más delicada en la calle y para la opinión publicada en el extranjero. Era ela volver, que lo llamaron acertadamente Els Joglars.
Fueron años de plomo, porque todavía faltaba un año y medio para las últimas penas de muerte del régimen. Los mismos policías que torturaban a los detenidos en Via Laietana les decían: “El día que gobiernais vosotros…”. Todo el mundo sabía que el franquismo no podía sobrevivir a Franco, pero la dictadura había decidido que moriría matando.
Pocos años más tarde, aún con el miedo en el cuerpo, se pactó la Constitución, pero la memoria no se puede borrar. Venimos de esa cultura de salvajismo institucional y de violencia sanguinaria legalizada. Hoy que en el mundo occidental parecen cansados de todo, también de la democracia, convendría recordar que hemos vivido épocas mucho peores no hace tanto.