Sueños de Champions y guardia pretoriana
Aún no había terminado el sorteo de la Champions que el barcelonismo más posibilista ya se veía en la final con el siguiente recorrido: el Barça elimina el PSG (jugamos la vuelta a casa) y el City, que también juega la ida en fuera, elimina al Madrid. En semifinales eliminamos al ganador del Borussia Dortmund - At. de Madrid (rivales más asequibles comparados con todos los demás y nuevamente con la vuelta a Montjuïc) y hacia la final de Wembley que falta gente, donde además jugaríamos como equipo local. Y una vez en la final, todo es posible, incluso ganarla con un puñado de adolescentes.
De acuerdo con estos cálculos, que el PSG cuente con Mbappé, Dembélé y Luis Enrique es un detalle menor. Los parisinos no nos dejan indiferentes (por decirlo suavemente), el ambiente será de comunión absoluta con el equipo, y si ellos tienen ganas de vengarse de ese 6-1 (con Luis Enrique en el banquillo del Barça entonces), nosotros tenemos ganas de continuarlo. Si puede ser, que esta vez no vengan a Barcelona a jugar la eliminatoria con un 4-0 a favor.
El fútbol también es grande por estas construcciones de castells en la arena, porque si hay un deporte en el que un golpe de suerte puede nivelar las diferencias teóricas es éste. Otra cosa es la gestión del Barça. Junto al vicepresidente económico, Eduard Romeu, en un momento en que la entidad debe 1.350 millones, más un crédito a devolver de 1.400 millones por la construcción del nuevo Camp Nou. No tiene director general desde hace un par de años, y de momento Romeu será sustituido por ejecutivos y directivos del departamento, calificados por Romeu como "guardia pretoriana presidencial". No es un escenario nada tranquilizador en un club que todavía sobrevive a base de palancas. Así se explica que nos dedicamos a soñar. Porque, además, no cuesta nada.