De Thatcher a Trump: la historia oculta
Margaret Thatcher nació el 13 de octubre de 1925. Acaba de cumplirse un siglo. La Dama de Hierro (un mote que le pusieron los soviéticos cuando aún estaba en la oposición) fue pionera en muchas cosas. Fue la primera mujer en Downing Street y la primera impulsora del neoliberalismo en un país industrializado, por ejemplo. Pero no sólo eso: fue consciente de la utilidad de eso que después fue llamado “ventana de Overton” cuando al estadounidense Joseph Overton, aún adolescente, no se le había ocurrido siquiera el concepto.
Hoy se conoce como “ventana de Overton” al conjunto de ideas aceptables para el público. Si se quiere emprender una revolución conservadora, como en el caso de Thatcher, hay que desplazar la ventana hacia la derecha y convertir en mayoritarias, o al menos susceptibles de debate, medidas políticas hasta el momento absolutamente impensables. Para Joseph Overton (1960-2003) esa tarea correspondía a los “think tanks” ideológicos. Ya antes de alcanzar el gobierno del Reino Unido, Thatcher comprendió que quienes movían en realidad la ventana eran los grandes medios de comunicación. Y ella no los tenía.
La radiotelevisión pública BBC no estaba por el neoliberalismo. Tampoco la prensa tradicional conservadora, como “The Times” o “The Daily Telegraph”, alineados con un derechismo clásico. La prensa popular, con el “Daily Mirror” al frente, defendía posiciones laboristas, con una excepción: “The Sun”, un tabloide de izquierdas adquirido en 1969 por el australiano Rupert Murdoch, dio un vuelco en 1975 y se convirtió en el principal defensor de las ideas de Thatcher, elegida precisamente en 1975 como líder del Partido Conservador.
Pero Thatcher y Murdoch querían más. Ambos querían “The Times” y “The Sunday Times”, los diarios más influyentes de la época. Eran propiedad de un grupo canadiense, Thompson Corporation, que en 1978 había ordenado un cierre patronal para doblegar a los sindicatos, opuestos a la reconversión tecnológica planteada por los propietarios. Ambos diarios estuvieron un año sin salir a la calle. Thompson Corporation perdió 30 millones de libras en la pugna y tras esa sangría decidió desprenderse de los dos “Times”.
En 1980, al cabo de un año como primera ministra, Margaret Thatcher parecía un fenómeno efímero. Las encuestas la dejaban por los suelos y su discurso privatizador suscitaba un rechazo mayoritario. Pese a sus cursos de fonética y dicción (la voz natural de Thatcher era muy desagradable), pese a la nueva dentadura, pese a sus peinados, seguía transmitiendo antipatía. Y volvió a aparecer su aliado australiano. Thatcher y Murdoch se reunieron en secreto (negaron públicamente haberse visto) para organizar la compra de los “Times” sin pasar por la Comisión de Fusiones y Monopolios, que habría rechazado la operación.
Murdoch se hizo con los dos periódicos, que desde entonces (pasando por una nueva huelga y el despido de 5.000 empleados) “normalizaron” ideas como la privatización del Servicio Nacional de la Salud (NHS) o los ferrocarriles: la “ventana de Overton” empezaba a desplazarse. La victoria en la guerra de las Malvinas aupó a Thatcher a la cima de la popularidad. La victoria final de Thatcher en la huelga de los mineros (entre marzo de 1984 y marzo de 1985) debilitó de forma decisiva a los sindicatos. Pero la información objetiva de la BBC seguía irritando a la Dama de Hierro.
Finalmente, en 1988 Rupert Murdoch anunció la creación del primer canal privado de noticias ininterrumpidas, Sky News, en competencia directa con la BBC. Thatcher lo había conseguido. La “ventana de Overton” británica quedó instalada muy a la derecha. No tanto como para hacer aceptable el “poll tax”, un impuesto local de cuantía fija (carísimo para los pobres, una nadería para los ricos) que acabó provocando la caída de la primera ministra en noviembre de 1990, pero sí como para hacer pasar como dirigente de izquierdas a alguien como Tony Blair.
Sky News fue el modelo que Rupert Murdoch siguió después para crear Fox News (1996), la cadena de noticias que desplazó la famosa ventana en Estados Unidos y, con el tiempo, impulsó la carrera política de Donald Trump.