Trump: criptomonedas y ética
Como dice Walt Whitman, "cada persona contiene una multitud". Por este motivo, comportarse siempre de manera ética es heroico. Es un fenómeno verificado: los valores éticos se deshacen como un azucarillo cuando entran dos o más valores en conflicto. Este proceso comienza por un cambio de perspectiva. Pasamos del ideal ético a un objetivo más operativo, conseguir un resultado a corto plazo. Se produce una contradicción entre dos objetivos, y nuestro cerebro no puede gestionarlo bien. Y se acaba racionalizando la elección con pensamientos del tipo "todo el mundo lo hace", "es muy poco" o "es una excepción", y nos quedamos el mar de tranquilos. Un ejemplo: un día que tenemos más prisa por llegar a un lugar (resultado operativo) nos excusa para saltarnos los semáforos en ámbar (o directamente en rojo) cuando sabemos que es necesario frenar.
Existe un antídoto, una especie de gimnasia social que invita a hacer una pausa antes de tomar la decisión para preguntarse sobre la coherencia con nuestros valores, las consecuencias, y cómo nos sentiríamos si lo que hacemos acabara siendo público.
El presidente Trump no parece tener ningún problema en priorizar los objetivos económicos de su actividad privada por encima de los intereses públicos. De hecho, la apariencia es la contraria: se vanagloria de aprovechar su posición de poder, como si se tratara de una actitud a aplaudir.
Una muestra de ello es cómo Trump ha adaptado su posición respecto a las criptomonedas en función de sus intereses. El desprecio que mostró en el 2021 se transformó en un enamoramiento cuando empresas de este sector dieron dinero con generosidad a su campaña electoral. Un enamoramiento (y agradecimiento al sector) que ha devuelto deteniendo las iniciativas de Biden por un mayor control de las operaciones que pueden esconderse detrás de esta forma de pago. Una decisión que también beneficia a la empresa que creó con sus dos hijos en el 2024, World Liberty Financial, y que gestiona inversiones en criptomonedas. Su nombre es significativo: libertad mundial financiera, fuera del control de los bancos centrales y de los estados.
También ha utilizado su figura pública para manipular el valor al alza de la criptomoneda que lleva su nombre invitando a cenar a sus principales inversores. Es decir, el acceso al presidente de Estados Unidos puede comprarse si se adquiere la moneda de una empresa que pertenece a su familia. Las finanzas de Trump y de sus hijos van mejor que nunca. Se trata de un conflicto de intereses económicos y afectivos, porque implica a su familia. Y ha habido otros, como el indulto –el primer día de su mandato– a los cientos de personas que habían asaltado al Capitolio. De hecho, en lo que a indultos se refiere, Trump no ha sido el único. Biden también indultó a su hijo, que estaba condenado por delitos fiscales; lo hizo a falta de poco menos de un mes para que abandonara la Casa Blanca. Parece ser una tradición, los indultos presidenciales se realizan el último día, cuando toda la atención del país está enfocada en el sucesor.
Esta dificultad humana para mantener un comportamiento ético se compensa con códigos éticos, códigos de conducta y organismos independientes que velan por su cumplimiento. Y sí, Estados Unidos tiene la Oficina de Ética Gubernamental. Y sí, Trump destituyó al antiguo director y Musk lo remató despojándola de inspectores.