¿Cómo velamos por el sentimiento de pertenencia a la escuela?
De camino a la nueva escuela, cada mañana deja atrás el barrio, la plaza, los amigos. No entiende qué sentido tiene tomar el bus y llegar a un medio extraño, donde no le conocen ni a él ni a la madre que le acompaña con paciencia. Se siente lejos, desarraigado y con pocas ganas de integrarse en una escuela que no siente suya. Un barrio que no se parece nada al suyo, donde no hay abuelos que jueguen a la petanca y que le saluden, ni amigas de la madre con la que vayan juntas a mercado. Hay que levantarse más temprano para hacer cada día el tramo que le aleja de su mundo. Y no lo entiende.
La Síndica de Greuges ha presentado el informe de seguimiento del Pacto contra la segregación escolar. Y pidió impulsar una segunda fase dentro de los centros. El informe destaca que, "de las 30 medidas previstas, 13 ya se han cumplido" y que esto "ha permitido reducir un 20% los niveles de segregación escolar globales en el sistema educativo". Y ha destacado no sólo una evolución positiva del Pacto sino también el compromiso por parte de todos los centros públicos y concertados, ya que "durante este período, el sector concertado ha incrementado más la proporción de alumnado extranjero que el sector público" y que "la proporción de municipios con niveles de desequilibrio elevados se ha reducido". Sin embargo, el informe destaca que todavía hay 250 centros "altamente guetizados" en Cataluña. La Síndica denuncia de nuevo los índices de pobreza infantil y que las políticas públicas en general no den respuesta plenamente a las necesidades de inclusión de la población migrante. Hace un llamamiento a una segunda fase que ponga el acento en el proceso de acogida del alumnado y apunta a la necesidad de incorporar medidas concretas antirracistas. Y es que "la mejora de los niveles de segregación escolar debe acompañarse de medidas para garantizar la acogida y la inclusión de la diversidad de alumnado en los diferentes centros escolares". Me parece muy significativo que, después de diez años de políticas centradas en la redistribución de los alumnos, a fin de garantizar una “escolarización equilibrada” empezamos a plantear la necesidad de otras medidas y la atención a la diversidad.
En el curso 2023/2024 (hasta diciembre) se ha contabilizado una proporción del 33% de alumnos en primaria y del 28% en secundaria que deben cambiar de centro. Más allá de las cifras: ¿quién sigue los itinerarios educativos y las vidas de estos alumnos? ¿Cuáles son los efectos para el alumnado y las familias forzados a “redistribuirse”? ¿Qué efectos tendrá a largo plazo en el aprendizaje? ¿Cuál será el fracaso y el abandono? Un objetivo loable y necesario como es combatir la segregación ha sido abordado desde sus inicios desde la distribución, es decir, en términos numéricos. Tantos alumnos vulnerables, tantos centros, los dividimos y redistribuimos. La mixtura social y la diversidad en las aulas nos aseguran que trabajamos por la buena convivencia y la cohesión social, pero no tenemos datos —ni investigación concluyente— que aseguren que así estamos mejorando los resultados de aprendizaje del alumnado (Gorard, 2006 ). Sí sabemos, en cambio, que el sentimiento de “pertenencia” juega un papel clave en el aprendizaje (Riley, 2022).
En los países de la OCDE, según el último informe PISA, el sentimiento de pertenencia de los estudiantes a la escuela se ha visto deteriorado, también en el caso español, entre 2018 y 2022; y ha sido peor para los estudiantes desfavorecidos, mientras que se ha mantenido estable en los aventajados. También los desfavorecidos eran más propensos que sus compañeros a declarar que tienen menos oportunidades de formar estrechos vínculos en la escuela y están menos satisfechos con su vida.
¿Qué hacemos del sentimiento de pertenencia a la comunidad, al barrio y al entorno que tanto juega en el mundo de la educación? Parte de mi trabajo es visitar y conocer centros, y he podido tener largas conversaciones con equipos directivos y docentes de centros segregados con muy buenos resultados educativos, centros que son ascensor social y garantía de promoción personal. Son centros en los que las familias y el alumnado tienen un alto sentimiento de pertenencia. Centros que deben acompañarse, y que deberían ser referentes para aprender. Centros que no reclaman tener un alumnado diferente, sino que les urgen más recursos y más especializados para poder seguir garantizando el buen trabajo. Es necesario hacer políticas educativas con una mirada más pedagógica y apostando por centros que puedan ejercer un liderazgo pedagógico y social que garantizará una educación de calidad para todos. Cuando la pertenencia es el principio rector de una escuela, más jóvenes de todos los niveles experimentan una sensación de conexión y amistad, tienen un mejor rendimiento académico y llegan a creer en sí mismos. Además, sus profesores se sienten más realizados profesionalmente y sus familias más aceptadas.