Narcís Serra

Adeu, amigo Lluís

BarcelonaNos toca despedirnos del amigo Lluís Reverter. Nos ha dejado sin que pudiéramos prever su marcha. Deja un vacío en el corazón de quienes hemos aprendido a amarlo ya apreciar sus virtudes políticas y personales. Meterse en política y tener la fortuna de coincidir con personas de la valía de Reverter es algo que no tiene precio. Me permite decir alto y claro que así la política tiene todo el sentido del mundo.

Lluís se dedicó a la política como continuación natural de su faceta de activista vecinal. Es así como le conocí en época del gobierno Tarradellas: él, y sus compañeros, defendiendo la B-30 gratuita; yo consejero de Obras Públicas. Ellos y ellas, tenaces y seductores, lo consiguieron.

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No estaba en el activismo vecinal, ni tampoco después en política, por intereses personales. Por el contrario, lo que le interesaba entonces, y siempre más, ha sido el servicio público. Discretamente. Con alegría, optimismo y buen humor.

Participó en la candidatura que encabezé para la alcaldía de Barcelona y se incorporó a mi gabinete. Y hicimos muy buen trabajo. No puedo imaginar esa aventura sin la compañía de Lluís. Siempre atento a buscar soluciones a los problemas, por complejos que fueran. Siempre dispuesto a hablar, discutir, a explorar los consensos, incansable, persistente hasta encontrar el camino del acuerdo y la colaboración. Queríamos, primero, la democracia. Luego trabajamos en Madrid para contribuir a su consolidación.

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Luis político ha sido un sabio. Un sabio generoso y trabajador. Alguien podía llegar a pensar que un tendero podía no ser la persona más adecuada para asumir las responsabilidades complejas que ejerció a lo largo de su vida. Todo lo contrario, el tendero de Sarrià ha sido un ejemplo de buen político. De persona que desde su oficio, desde el conocimiento de la calle y del barrio, desde la sensibilidad social que siempre le orientó, ha dejado una huella profunda y ejemplar. En las instituciones, en su barrio y en el interior de su partido, el PSC.

Puedo acreditar lo importante que ha sido su papel en el éxito de las reformas militares emprendidas por la democracia de este país. Encaraba los problemas con valentía, sin tapujos, pero sin perder nunca el respeto hacia sus interlocutores. Con bonhomía, pero también con autoridad. Así fue como fue capaz de resolver episodios de nuestra reciente historia poco conocidos. Me vienen ahora a la memoria la gestión del retorno de los restos de Alfonso XIII, la despedida del conde de Barcelona o la del presidente del COI Josep Antoni Samaranch, por citar algunos.

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Trabajar con una persona con la calidad humana y con las capacidades que Lluís Reverter ha demostrado en más de 45 años de servicio público ha sido un privilegio. Estoy muy agradecido.

Descansa en paz, Lluís.