Política

De la amnistía a Pamplona: Sánchez descoloca a Feijóo abriendo múltiples frentes

El líder del PP, muy presionado por Vox, sortea de momento la invitación para ir a la Moncloa

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Alberto Núñez Feijóo junto a sus colaboradores más estrechos en Génova.

MadridCuando empezó el año, Alberto Núñez Feijóo confiaba en terminarlo como un presidente del gobierno español de talante moderado, con un gobierno en solitario, y con un PSOE ya sin Pedro Sánchez y dispuesto a llegar a acuerdos con él. La realidad no ha podido ser más distinta: ahora es un jefe de la oposición que se manifiesta en la calle casi cada semana y que ha tenido que recurrir a figuras claramente opuestas a su estilo de hacer política, como Cayetana Álvarez de Toledo, para competir con Vox. El motivo de la radicalización de Feijóo no viene solo de la derrota electoral de la derecha españolista el 23-J, sino de la ofensiva en varios frentes abierta por Sánchez y que ha dejado al gallego descolocado y a los dos partidos de la derecha más enfrentados que nunca.

La historia con Sánchez siempre se repite y el PP parece que no es capaz de descifrarlo. Cuando en Génova ya habían agotado los calificativos para la amnistía en los encausados del Procés y la reunión en Ginebra con un mediador internacional entre el PSOE y Junts, resulta que Sánchez abre otro frente pactando una moción de censura con Bildu para desalojar a la derecha foralista de la alcaldía de Pamplona y situar a un miembro de la izquierda aberzale. En este escenario, Vox está más cómodo y usa un lenguaje más grueso: lo que ha hecho Sánchez es un "golpe de estado" y él es un "tirano", por tanto no se puede llegar a ningún acuerdo ni tener una mínima relación institucional con él. El PP, sin embargo, duda e intenta marcar distancias con la extrema derecha (aunque Ayuso también habla de "tirano" para referirse a Sánchez), cuyo resultado también es difícil de entender para los suyos.

Reunión con Sánchez

Parece claro que Feijóo no llegará a ningún acuerdo importante con Sánchez, sobre todo en lo que se refiere a la renovación del Consejo General del Poder Judicial, pero ahora incluso se niega a verse y tomarse una foto con él. ¿Por qué? Pues porque Vox mojaría pan en ello. Además, la escenografía beneficiaría claramente a Pedro Sánchez, que lo recibiría en la Moncloa con una amplia sonrisa en la cara, mientras que Feijóo debería poner cara de circunstancias (o de enfado, como hizo el rey) y entonces quedaría como un maleducado. El portavoz del PP, Borja Sémper, precisamente un moderado, ha tenido que hacer equilibrios este lunes para justificar lo que nunca ha pasado en democracia: que el jefe de la oposición rechace una invitación para acudir a la Moncloa: "Nosotros no rechazamos hablar ni debatir sobre los intereses generales de España, le estamos pidiendo un orden del día", ha dicho. En una entrevista en La Vanguardia, sin embargo, la secretaria general, Cuca Gamarra, ha sido más clara diciendo que lo que pretende Sánchez con esta imagen es "blanquear el tipo de relaciones que mantiene con otros dirigentes políticos". Sémper ha dicho que no piensan "picar el anzuelo". El PP ha anunciado que presentará mociones en todo el Estado contra el pacto con Bildu al igual que lo hizo con la amnistía.

Ahora bien, ¿puede el PP negarse a cualquier tipo de entendimiento con el PSOE? Es difícil. Así, por ejemplo, PP y PSOE se repartieron las presidencias de las comisiones parlamentarias en el Congreso hace dos semanas, lo que indignó a Vox. Pero, ¿renunciará el PP al poder y los recursos que suponen estas presidencias simplemente porque quiere hacer una dura oposición? Ya se ha visto que no. Pero precisamente para compensar esos ataques de la extrema derecha Feijóo ha tenido que recuperar a Álvarez de Toledo y ahora duda sobre qué hacer con el encuentro con Sánchez. "Nosotros lo tenemos meridianamente claro: cualquier acercamiento al partido socialista es una forma de indultar a Pedro Sánchez", ha dicho este lunes el secretario general de Vox, Ignacio Garriga. Y recordando los pactos en el Congreso, Garriga ha recordado que "Feijóo acaba de pactar con aquellos que han entregado el Ayuntamiento de Pamplona a Bildu".

Este miércoles los dos volverán a verse las caras en un debate en el Congreso y también en la sesión de control, y es previsible que Sánchez ataque a Feijóo por donde le duele más: presentándolo como un líder que no ha aceptado su derrota y que considera ilegítimo el gobierno del PSOE y Sumar. El líder gallego ya dejó claro en el debate de investidura que sí considera "legítimo" el ejecutivo, al contrario que Vox, pero entonces ahora ¿cómo se explica que rechace reunirse con ellos? En ese equilibrio tan difícil, atrapado entre la hiperactividad de Sánchez y la contundencia de Vox, Feijóo intenta encontrar su sitio. Y de momento todavía no lo ha conseguido.

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