La Audiencia Nacional, fábrica inminente de nuevos presos políticos (o exiliados)

BarcelonaAún sin acuerdo por la amnistía, Junts y el PSOE abren los últimos días de negociación con una amenaza judicial que ahora ya va tomando forma: en pocos días podrían haber nuevos presos políticos o exiliados. Las instrucciones por terrorismo, ahora divididas entre el Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional, representan un ataque a la línea de flotación de la ley y dificultan la posición de Junts, que ha proclamado que no aceptará una norma que deje fuera a parte de los represaliados .

Cuando hace unas semanas anunció que se instalaba en Suiza, Ruben Wagensberg quiso evitar el término exiliado porque, de hecho, no tenía ningún requerimiento judicial concreto. Pero sí una amenaza latente. Ahora, cuando el Tribunal Supremo le cite a declarar y no se presente estará en la misma situación, por ejemplo, que Marta Rovira. Presumiblemente, la magistrada instructora, Susana Polo, también citará a Carles Puigdemont, pero él ya se convirtió en pieza de caza mayor para la judicatura española en el 2017, cuando se exilió en Bélgica para evitar la cárcel. Como la que ahora se exponen a afrontar el resto de investigados por el juez Manuel García-Castellón, en este caso en la Audiencia Nacional.

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La amnistía no será efectiva –si es que acaba habiendo acuerdo– hasta dentro de unos meses, pero fuentes de las defensas están convencidas de que por el camino llegarán nuevos movimientos del magistrado. La prisión preventiva es un escenario que nadie se atreve a descartar, teniendo en cuenta que se mantiene la tesis de terrorismo, aunque no le avalen las versiones de los Mossos, del Servicio de Emergencias Médicas (SEM) ni de la Agencia de Seguridad Aérea . Como ya ocurrió durante la instrucción de la causa por el 1-O, los informes de la Guardia Civil son los que fundamentan los indicios del juez. Por ejemplo, cuando concluyen que la muerte de un ciudadano francés por un ataque al corazón podría haberse evitado si los manifestantes no hubieran bloqueado el aeropuerto. Incluso comprobaron que, en un día cualquiera, un trayecto de ida y vuelta desde el Hospital de Bellvitge hasta la T-1 dura menos de 15 minutos, y eso que el SEM atendió a la víctima un minuto después de recibir el aviso y se le trasladó en helicóptero por la gravedad del infarto.

La amnistía y Venecia

La alternativa a la cárcel es optar por el exilio. Ésta es una decisión que será personal y que no sólo Wagensberg ha valorado desde que la Audiencia Nacional reactivó la causa. Con nuevos presos políticos o exiliados, la amnistía se convertirá aún más en una herramienta urgente para el independentismo, consciente de que difícilmente podrá blindarla de la acción de los jueces que quieran combatirla, especialmente en las acusaciones por terrorismo. En el reciente informe de la Comisión de Venecia –aún un borrador–, que avala la pertinencia de la ley, los expertos remarcan que los jueces deben tener la última palabra precisamente para garantizar la separación de poderes. Los primeros en tener que optar por prisión o exilio, por cierto, serán los activistas Dani Gallardo y Adrián Sas.

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Los detalles de la semana

1.
Un 25% de juramentos en catalán

Esta semana se han entregado los despachos judiciales a los 44 jueces salidos de la academia que han escogido Catalunya. En el acto oficial, el presidente del TSJC, Jesús María Barrientos, les recordó la importancia de adaptarse al contexto donde trabajarán y, por tanto, el beneficio de aprender el catalán –la gran mayoría vienen de fuera de Cataluña . De momento, once de los 44 optaron por hacer el juramento en catalán.

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2.
El catalán de Plataforma por Cataluña

Los presupuestos ya han empezado a debatirse en el Parlament y los consejeros se esfuerzan en explicar a los grupos parlamentarios las bondades del proyecto. La vicepresidenta, Laura Vilagrà, defendió, por ejemplo, las subvenciones por motivo de lengua frente a los ataques de Ciutadans. "Sí, continuaremos pagando a Plataforma por Catalunya", reivindicó en un lapsus que provocó un rumor de fondo y algunas risas. "¡Uy! Ahora se me ha ido mucho", reaccionó Vilagrà explicando que, evidentemente, se refería a Plataforma por la Lengua.