Ayuso y Almeida, dos modelos de gestión en el PP
La presidenta madrileña marca su perfil más político, mientras el alcalde hace prevalecer el pragmatismo
MadridEn 2019, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida siguieron el mismo patrón para llegar a gobernar la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid: un pacto con Cs y el apoyo externo de Vox. Desde entonces, sus caminos se han bifurcado y ahora cada uno encarna dos modelos distintos de gestión en el PP. La prueba más evidente han sido los últimos presupuestos: mientras que Ayuso los ha sacado adelante con el fiel apoyo de Vox, Almeida ha tenido que buscar una alternativa -la de tres de los concejales díscolos de Más Madrid- tras el portazo del grupo de extrema derecha. El pragmatismo del alcalde es, de hecho, lo que diferencia en gran parte su gestión de la de la presidenta madrileña, que se ha dedicado a marcar su perfil más político.
Ayuso ha utilizado el gobierno madrileño como altavoz para difundir el liberalismo económico y político que predica el PP y ha hecho de la Comunidad su laboratorio para librar la batalla cultural. Se ha presentado, además, como la alternativa de gestión al gobierno estatal de Pedro Sánchez, ejerciendo de facto como jefe de la oposición y dibujando, así, su alargada sombra junto a la del líder de su partido, Pablo Casado. A diferencia de Almeida, Ayuso no fue capaz de mantener el pacto con Cs y en el ecuador de la legislatura decidió romperlo y convocar unas elecciones con todas las encuestas a favor que catapultaron su liderazgo.
La relación con la oposición
Ayuso, de hecho, solo ha tejido alianzas con Vox. En toda la pandemia, la presidenta madrileña no ha llegado a ningún consenso con los grupos de la oposición para hacer frente común a la crisis sanitaria. Por el contrario, en buena parte de las sesiones plenarias los reproches entre gobierno y oposición han inundado la Asamblea de Madrid. El único gesto que ha tenido Ayuso hacia los grupos de la oposición ha sido citarlos en una reunión individual al inicio del curso parlamentario, en septiembre, y una segunda la próxima semana, cuando se debe reanudar la actividad parlamentaria después de las vacaciones de Navidad. De las propuestas que le ha aportado la oposición -que también había pedido más encuentros con el gobierno-, Ayuso no ha aceptado ninguna. De hecho, se conjuró con Vox para rechazar todas las enmiendas de la oposición a los presupuestos. La buena relación que Ayuso mantiene con Vox contrasta con la de Almeida y el grupo de Javier Ortega Smith en el consistorio madrileño. Almeida ha tenido que buscar la alternativa de los excarmenistas por los presupuestos, pero ya en julio del 2020 el alcalde logró sacar adelante los llamados Pactos de la Villa, más de 300 medidas para hacer frente a la pandemia, con el consenso de todos los grupos municipales. A diferencia de Ayuso, Almeida sí ha aprovechado medidas de la oposición, aunque retocadas, como el caso de la zona de bajas emisiones, el llamado Madrid Central que impulsó a Manuela Carmena; o también la propuesta de Más Madrid de considerar a la escritora Almudena Grandes hija predilecta de la ciudad, a pesar de defenderlo con cinismo: “No merece ser hija predilecta de Madrid pero ya tengo presupuestos”.
Ambos proceden de la misma escuela, las Nuevas Generaciones del PP, y son amigos desde hace años. Sin embargo, en las últimas semanas se han visto inmersos en una pugna por el liderazgo del partido en Madrid. En poco más de un año los dos modelos de PP se someterán al examen de las urnas y es donde se verá quien premian a los electores.