Sánchez mima Junts y defiende la amnistía para Puigdemont y "el acuerdo de Bruselas"
La tensión entre Podemos y el gobierno español crece por las relaciones con Israel
MadridPedro Sánchez presumía este miércoles de la estabilidad de su gobierno. Lo hacía para defenderse de la acusación del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, de utilizar la causa palestina por parte del ejecutivo español para tapar sus problemas: "Usted no defiende ninguna causa noble, solo quiere tapar sus vergüenzas", le espetaba Feijóo en el cara a cara de la sesión de control. El popular se refería así a la falta de unos presupuestos generales en el Estado, pero también a los frentes judiciales abiertos que acorralan a los socialistas. "Durante estos siete años [de gobierno] ha habido siete primeros ministros en Francia, seis en Austria y cinco en Reino Unido y, cuando hablamos de la política nacional [española], lo cierto es que usted es el tercer líder del PP. [...] Este es un gobierno que gobierna con estabilidad y eficacia", le replicó Sánchez.
Sin embargo, lo cierto es que esta estabilidad de la que Sánchez saca pecho no depende de la enmienda a la totalidad que pueda hacer el gobierno español en el argumentario del PP, sino que quien juega un papel clave son los socios que permitieron la investidura, y en particular Junts i Podem, que se han convertido en una piedra en la zapatilla de los Diputados. De hecho, la sesión de este miércoles llegaba una semana después del choque de trenes por la reducción de la jornada laboral, sobre todo entre Junts y Sumar, el socio minoritario, después de que los junteros votaran en contra.
Sin embargo, esta dependencia se ha hecho evidente en la interpelación de los junteros al presidente español durante la sesión de control con un Sánchez encomendado a la paciencia pese a las amenazas de los de Carles Puigdemont. Durante su intervención, la portavoz de Junts en Madrid, Míriam Nogueras, no ha dudado en leer la cartilla al presidente del gobierno español recitando una lista de agravios encabezada por el incumplimiento, a juicio de Junts, de los acuerdos alcanzados con el PSOE en Bruselas en noviembre del 2023, en el marco de la investidura española en Ginebra en las próximas horas–. "¿Cree que podrá seguir gobernando [si no cumple los acuerdos]?", ha advertido la portavoz Nogueras, en Sánchez.
Acuerdos pendientes
Sin embargo, el presidente español ha intentado rebajar el tono y alejar la sensación de descarrilamiento. Sánchez ha defendido que su gobierno está dando pasos adelante en cuanto a los acuerdos alcanzados, aunque también ha asumido que todavía queda trabajo por hacer –ha puesto de ejemplo la oficialidad del catalán en Europa–. También reiteró que "la voluntad es cumplir con los acuerdos de Bruselas", lo que supone la aplicación de la amnistía "a todos los afectados" por los hechos de 2017, expresó el propio Sánchez. Es decir, aplicar también la amnistía al expresidente de la Generalitat y líder de Junts, Carles Puigdemont.
Pero la actitud del jefe del ejecutivo español no llega en un momento cualquiera. Más allá de lo vivido con la reducción de la jornada, una de las medidas estrella de la legislatura, o con el rechazo este martes a una oficina anticorrupción, como proponía Sumar, el martes de la próxima semana el Congreso debatirá y votará la toma en consideración de otro gran pacto entre el PSOE y Junts: la delegación de competencias en inmi. Pero la proposición llega herida de muerte por el no de Podemos.
Desde las filas socialistas defienden que ellos han cumplido y que no pueden responder por los votos que no son del PSOE o de su socio minoritario en el gobierno, Sumar. Así pues, se frotan las manos con respecto a la decisión de la formación lila. Desde Junts tampoco entran a valorar si el PSOE podría presionar más a los de Ione Belarra. De hecho, fuentes de Junts en el Congreso reconocían este martes que son ellos quienes ha intentado acercar posiciones con Podemos, de momento sin éxito aunque mantienen la puerta abierta. Fuentes del gobierno español indican que si finalmente acaba descarrilando la proposición podrían buscarse otras vías para aprobar aquellas cuestiones vinculadas al acuerdo que quedan fuera del rango de ley y seguir hablando después para ver si se puede encontrar "un punto en común". "El problema es que Podemos no quiere entrar en materia", indican las mismas fuentes.
¿Qué quiere Podemos?
Lo cierto es que si bien la interpelación de los junteros ha servido para evidenciar que Sánchez no quiere hacer mayor la herida, en el caso de Podemos se ha puesto negro sobre blanco que la tensión va en aumento. Este miércoles, la formación lila ha acusado al gobierno español de poca ambición en cuanto a las medidas contra el gobierno de Israel –la intención del ejecutivo de Sánchez es aprobar el decreto anunciado hace una semana en el consejo de ministros de la próxima semana, tras resolver los últimos flecos técnicos–. De hecho, incluso ha presentado una denuncia por prevaricación contra el ministerio de Economía, Empresa y Comercio por no acabar con el comercio de armas con Israel.
"¿Por qué no han roto relaciones diplomáticas con Israel? ¿Por qué han estado en el lado incorrecto de la historia?", ha recriminado la portavoz de Podemos en el Congreso, Ione Belarra, a la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda (PSOE), María Jesús Montero, con quien la relación no es especialmente fluida. Belarra ha acusado a los socialistas de hacer "electoralismo barato" con los anuncios.
"Su posición no la entiende nadie, ni en este tema, ni en otros", le ha contestado Montero, quien ha acusado a la líder de Podemos de ser "la única persona en el orden internacional que piensa que España ha sido tibia con Gaza". "Pueden tener estrategia política, pero no falten a la verdad", le ha recriminado Montero. Algunas voces del Congreso de los Diputados apuntan a que Podemos ya está en modo campaña electoral y eso no solo supone "borrar" la marca Sumar, sino también intentar pisar los talones en el PSOE.