“Tortura psicológica”, vejaciones y privación de agua y comida: el relato de la detención de Colau y Coronas en Israel

Los representantes de la CUP y de Podemos en la Flotilla se niegan a firmar la deportación voluntaria y siguen detenidos

El Prat de LlobregatLa exalcaldesa de Barcelona Ada Colau y el concejal de ERC en Barcelona Jordi Coronas ya están en casa. Después de pasar más de un mes a bordo de la Global Sumud Flotilla y de ser detenidos por Israel, ambos llegaron este domingo por la noche al aeropuerto de Barcelona, ​​donde amigos, familiares y compañeros de partido les recibieron entre aplausos y abrazos. Con camiseta blanca y pantalón deportivo gris, la misma muda que les obligaron a ponerse cuando entraron en prisión, ambos explicaron a los medios lo que vivieron desde que fueron arrestados a punta de fusil en el barco y, horas después, llegaron a puerto. "Nos pusieron horas de rodillas, con la cabeza en el suelo, y nos abuchearon, insultaron y humillar", ha explicado Colau. Coronas ha denunciado la "tortura psicológica" a la que fueron sometidos, con privación de agua, comida, medicinas y sueño -no les dejaban dormir más de dos horas seguidas-. "Nos dijeron que los médicos eran para las personas, y que nosotros éramos animales", explicó.

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Tanto Coronas como Colau se mostraron visiblemente emocionados en el recibimiento de unas 200 personas que llenaron de banderas palestinas y pancartas de apoyo la salida del puente aéreo en Barcelona, ​​un grupo donde estaban también los máximos dirigentes de Comuns y ERC. "Lo importante es que hemos pasado una experiencia muy dura de detención ilegal, de secuestro en aguas internacionales, encerrados en una cárcel de alta seguridad donde no se han respetado nuestros derechos. Ha habido malos tratos y abuso, pero nada comparado con lo que sufre el pueblo palestino en Gaza", ha dicho Colau. Tanto ella como Coronas han aprovechado para pedir que las movilizaciones continúen para hacer presión internacional para que se detenga el genocidio y para que el resto de miembros de la Flotilla puedan volver "sanos y salvos" a casa. "Piel de gallina cuando he visto las imágenes de las manifestaciones, en Barcelona y otras ciudades. Esto es lo único que da sentido a lo que hemos hecho, acabamos con el Estado", ha añadido el concejal de ERC.

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Enfermos que "se asfixiaban"

Tras los actos de "violencia" que sufrieron en el puerto, Colau y Coronas explicaron que les trasladaron a una cárcel de máxima seguridad en una celda de metal que los policías no pararon de golpear durante el viaje. En prisión les hicieron quitar la ropa antes de encerrarlos en celdas con una decena de personas y de las que ya no saldrían (ni siquiera en el patio) hasta este domingo. Por la ventana veían una fotografía de Gaza destruida, con el mensaje en árabe: "Bienvenidos a la nueva Gaza".

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"Estábamos yendo a una cárcel de un estado fascista que no respeta nada", ha subrayado la exalcaldesa, que estaba con una quincena de mujeres en una celda de seis por tres metros. Según ha explicado, varios detenidos con problemas de asma tuvieron que llamar para que les dieran alguna medicina porque "se asfixiaban", al igual que algunos otros que necesitaban insulina. No tuvieron derecho a asistencia jurídica ni acceso a duchas durante su detención. "Y una mierda, ¡la única democracia de Oriente Medio! Esto es un estado fascista y genocida", ha dicho el concejal de ERC. Ahora, ambos estudiarán qué acciones emprenden para denunciar esa "violación de derechos humanos" y evitar que quede impune.

Así ha sido el recibimiento de Ada Colau y Jordi Coronas en el Aeropuerto

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Los cuperos, aún detenidos

Colau y Coronas han puesto punto y final a un periplo que acabó cuando Israel los detuvo cuando estaban a 80 millas náuticas de Gaza, donde la flota de la misión quería llevar ayuda humanitaria. Soldados israelíes les trasladaron entonces, junto a los otros 470 activistas de la Flotilla, a una cárcel en el sur de Israel. Finalmente, ambos han firmado un documento aceptando su deportación voluntaria para poder volver al Estado con un vuelo hacia el aeropuerto de Barajas, con otros diecinueve activistas –también estaba Juan Bordera, diputado de Compromís en las Cortes Valencianas– fletado por el ministerio de Asuntos Exteriores. Nada más aterrizar en Madrid, les ha recibido la ministra de Sanidad, Mónica García, con un equipo médico por si necesitaban asistencia. De allí han cogido otro vuelo hacia El Prat con otros cuatro activistas catalanes que estaban en la Flotilla: Guillem Esteban, Sofía Peris, Laia Rosell y Celia Vélez.

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En este grupo no estaban los cuperos Pilar Castillejo y Adrià Plazas. Ambos se negaron a firmar el documento de extradición voluntaria para hacer "presión internacional" contra el genocidio, que suma ya más de 67.000 palestinos muertos. Firmar el documento significaba reconocer que su entrada en Israel había sido "ilegal", y eso es algo que ninguno de los dos estaba dispuesto a hacer, según fuentes del partido. La negativa a la deportación voluntaria supone que se abra un procedimiento por el que tendrán que declarar ante un juez, que será quien ordenará su expulsión.

Según ha explicado Colau, se había pactado que unos activistas firmaran este documento para poder salir a explicar lo ocurrido, pero Israel decidió trasladarlos igualmente a la cárcel. "Formaba parte de la acción coordinada, unos firmaban [la deportación] y otros no", aseveró. Coronas también relató que unos policías acabaron firmando en su nombre, sin su consentimiento, un documento donde aceptaban haber entrado ilegalmente en barco y que el estado israelí se quedara las embarcaciones.

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Ocho activistas en huelga de hambre

A estas alturas, todavía hay veintiocho activistas españoles detenidos. Entre ellos se encuentran los tres representantes de Podemos a bordo de la Flotilla, Lucía Muñoz, Serigne Mbayé y Alejandra Martínez, que también se han negado a firmar la deportación. Además, Plazas, Martínez, la catalana Ariadna Masmitjà y el valenciano Simón Vidal han comenzado una huelga de hambre para denunciar la situación en la que están, junto a otros seis activistas. De los 478 activistas detenidos como parte de la Flotilla, Israel asegura que ya ha deportado a unos 200 en los últimos días. Uno de los primeros fueron los italianos –un grupo de una veintena aterrizó el sábado en el país–, y 147 de varias nacionalidades fueron enviados a Turquía.

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La defensa de la Flotilla ha denunciado las condiciones en las que están los activistas retenidos. Uno de los casos más sonados fue el de Greta Thunberg, que fue víctima de "maltratos" por parte de Israel, según explicaron algunos de los activistas en cuanto llegaron a Turquía. Thunberg ha recibido golpes y un trato "degradante" por parte del personal, que la arrastró por el suelo y la intentó obligar a dar un beso a una bandera israelí. Según The Guardian, un representante diplomático sueco la visitó en prisión y dejó constancia, en una comunicación a su gobierno, del estado de deshidratación en el que estaba y las erupciones que le han salido a la piel. Probablemente, apuntaba, por chinches. La abogada de los activistas suecos de la Flotilla ha avanzado que denunciarán el caso ante la ONU.

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Los activistas deportados a Turquía también explicaron que, durante el arresto, funcionarios de Israel les restringieron acceso al agua ya los alimentos durante más de 24 horas, lo que llevó a algunos de ellos a intentar beber agua del inodoro, y que les ataron las manos a la espalda. El equipo jurídico de la Flotilla ha denunciado los "graves abusos" que sufren los activistas, y que Israel niega. "Las acusaciones sobre el maltrato a Greta Thunberg y otros detenidos de la Flotilla Hamás-Sumud son mentiras descaradas. Todos los derechos legales de los detenidos se respetan plenamente", ha defendido el ministerio de Exteriores de Israel.