¿Puede devolver la mili a España?
Los países cercanos a Rusia la recuperan o no la han abolido nunca, pero el gobierno español lo descarta
Madrid"Mientras no vuelva la mili...", se resigna una mujer que lee el diario en una cafetería. El rearme en Europa copa ahora el debate político y la seguridad es la principal preocupación de los gobiernos. "No es que sea el debate actual. Es el debate más importante de las generaciones que hoy están vivas", comentaba un alto representante diplomático español en un reciente encuentro, en el que también aparecía la duda sobre si el servicio militar obligatorio podría volver a España. No es una cuestión que esté sobre la mesa en la mayoría de países del sur de Europa, pero la situación es muy distinta en los estados nórdicos, los bálticos y los del este de Europa, que por motivos geográficos e históricos sienten más cerca la amenaza que supone el expansionismo del régimen de Vladimir Putin. Sin ir más lejos, el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, anunció la semana pasada que su gobierno planea una formación militar a "gran escala" para "todos los varones adultos" del país. "Aunque no entren en el ejército, serán soldados hechos y derechos en caso de conflicto", dijo el dirigente en un discurso en el Parlamento polaco.
En una entrevista el jueves en Catalunya Ràdio, el ex alto representante de la diplomacia europea Josep Borrell aseguraba que "no es una prioridad" para España porque las guerras actuales "no necesitan tanta infantería". "No es un problema de número de soldados en una trinchera", apuntaba. La necesidad de tener ejércitos grandes está vinculada a la necesidad de garantizar la cobertura del territorio frente a una posible amenaza, explicaba, y ponía el ejemplo precisamente de los países que hacen frontera con Rusia. De hecho, a pesar de la tendencia de los años 90 y principios de los 2000 de los estados europeos a acabar con el servicio militar –como hicieron Bélgica, Países Bajos y, entre otros, España–, algunos no lo han abolido nunca, como Finlandia, Suecia, Dinamarca, Austria y Linia-Bania. Fuera de la UE destaca también el caso de Noruega y Suiza, que tampoco cuenta con el paraguas militar de la OTAN.
En España el consenso establecido desde que José María Aznar eliminó la mili es que son más útiles unas fuerzas armadas profesionales. Con mayor motivo, sostienen desde la Asociación Unificada de Militares (AUME), si se tiene en cuenta que los nuevos "sistemas armamentistas requieren especificarse". En este sentido, algunos países europeos que mantienen el servicio militar obligatorio ya no plantean períodos de formación largos como los de antes –dos años–, sino de medio año para la instrucción básica, con la posibilidad de especializarse y realizar entrenamientos periódicos que se remuneran. "En Dinamarca hay mucha gente voluntaria porque las condiciones de la reserva son buenas: bien pagadas, te permiten desarrollar especialidades y trabajar por las fuerzas armadas", apunta el principal investigador del Real Instituto Elcano Félix Arteaga.
Este experto considera que España no necesita recurrir al servicio militar obligatorio y que las necesidades actuales pueden cubrirse con el reclutamiento y los reservistas. Eso sí, el gobierno español quiere ampliar las fuerzas armadas a nivel de personal –en los últimos años se ha reducido de 130.000 efectivos en 2010 a 116.000– y Arteaga sostiene que deberían mejorarse las condiciones para que fuera más atractivo. Este martes el consejo de ministros aprobó un real decreto que fija las plantillas de oficiales generales, oficiales y suboficiales para el período 2025-2029 y se estima un incremento de 7.500 miembros. Fuentes del ministerio de Defensa trasladan que las convocatorias anuales –hay dos– suelen tener una media de cuatro solicitantes por cada plaza, por lo que no existe un problema de demanda pese a las bajas retribuciones, por el contrario, y que cada vez se postulan más mujeres y con mayor formación.
La cultura de la defensa
El ejército español también va engordando las unidades que tienen que ver con la innovación tecnológica, un ámbito en el que precisamente Pedro Sánchez ha hecho hincapié esta semana cuando ha argumentado que el aumento del gasto militar en el Estado debe ir más ligado a la industria ya las capacidades tecnológicas y no tanto a la tradicional concepción de tanques y soldados. El presidente español, en línea con la Comisión Europea, lleva días hablando de la "visión de 360 grados" en cuanto a seguridad, y la vincula a las emergencias climáticas oa la ciberseguridad. En este terreno, los ámbitos militar y civil se tocan –hay tecnologías que pueden tener doble uso– y, de alguna forma, hacen que la ciudadanía se sienta más interpelada en la defensa. "Hay muchas maneras de defender y, seguramente, será necesario que todo el mundo haga algo", decía Borrell en la entrevista en Catalunya Ràdio. Desde el AUME coinciden en que en España no ha habido una cultura como la nórdica, "más de colectividad" en lo que se refiere a la seguridad del país.
En este sentido, la Comisión Europea encargó un informe al expresidente finlandés, Sauli Niinistö, sobre cómo "cambiar la mentalidad civil y militar de los europeos", informa Gerard Fageda. Este plan, que presentó el pasado otoño la propia presidenta del ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, aboga por "sensibilizar" y "empoderar" a los ciudadanos comunitarios para que sean capaces de "tomar más responsabilidades", incluso en "los peores de los escenarios posibles", como puede ser una agresión rusa, como, entre otros.