Las dificultades para pactar marcan el debate de TVE

Aragonès busca el cuerpo a cuerpo con Illa y le plantea un cara a cara

GERARD PRUNA
y GERARD PRUNA

BarcelonaLa proliferación de partidos en el mapa político catalán ha tenido muchas consecuencias y una víctima principal: los debates electorales. El segundo en los tres días que llevamos de campaña del 14-F lo organizó ayer TVE y volvió a mostrar las dificultades de una discusión a nueve en la que cada uno intenta colocar sus mensajes dentro de unos bloques encorsetados que hacen prácticamente imposible el intercambio de opiniones. Así, los candidatos continuaron por las caminos del debate del pasado viernes, con cada aspirante buscando el cuerpo en cuerpo con los partidos fronterizos o con aquellos con los que les interesaba confrontar. Solo la carpeta del Procés -que sigue monopolizando el debate a pesar de la pandemia- dio algún momento vibrante, con ERC, JxCat y el PSC evidenciando la distancia de las dos partes que se sentaron en la mesa de diálogo ahora hace un año.

Así, el candidato socialista, Salvador Illa, ciñió su “reencuentro” al diálogo con la “ley actual” como límite, mientras que, desde ERC, Pere Aragonès lo acusaba de estar reclamando una “amnesia” colectiva. “¿Cómo pasan página tomados y exiliados? Quiero encontrar una solución, no pasar página del 1-O”, respondió el vicepresidente de la Generalitat, que reivindicó la amnistía. Pero no solo hay distancia entre las dos partes de la mesa. El debate también evidenció las diferentes estrategias que hay ahora mismo dentro del independentismo, con Àngels Chacón (PDECat) buscando marcar distancias con la CUP pero también con Junts y su apuesta para reactivar la DUI; los anticapitalistas -que enviaron a Carles Riera en lugar de Dolors Sabater- cargando contra “el independentismo mágico” y reclamando a ERC “dejar de hacer de muleta del PSOE”, y los republicanos defendiendo la necesidad de ampliar la base.

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En cambio, como han intentado hacer durante la campaña, JxCat y ERC intentaron evitar cruzarse reproches -solo chocaron cuando Borràs habló de la posibilidad de un gobierno tripartito y uno y otro se acusaron de actuar como Convergència- y buscaron el cuerpo en cuerpo principalmente con Illa, sobre todo un Aragonès que desde el primer minuto quiso presentar el debate como un duelo entre él y el candidato socialista. Un duelo que, a ratos, se vistió de confrontación entre la gestión de la pandemia que ha hecho el Govern -con Laura Borràs reivindicando la figura del ex president Quim Torra y Aragonès las ayudas puestas en marcha en los últimos meses- y la que ha hecho por el gobierno español. Aragonès completó su ofensiva para convertir la campaña en una cosa de dos ofreciendo en el último momento un cara a cara a Salvador Illa.

Donde no hubo novedades fue en el capítulo de los pactos, con los comunes pidiendo un gobierno progresista, Borràs alertando del riesgo de un tripartito que tanto ERC como el PSC rechazaron y el PP y Cs vaticinando que el PSC acabará pactando con los independentistas y reclamándole que mire hacia el flanco constitucional. La menor efervescencia del Procés tuvo otra derivada ayer, que es menos protagonismo del PP y un Ciudadanos que ayer pareció dejar atrás la fallida campaña de los abrazos para hacer un back to the basics, con Carrizosa exhibiendo dureza contra el independentismo y ligándolo a la corrupción, en este caso atacando a Borràs por la causa del presunto fraccionamiento de contratos en la Institució de les Lletres Catalanes. Un ataque del cual Borràs se defendió diciendo que “no hay causa”.

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¿Qué hay que hacer con la ultraderecha ?

El debate, que TVE quiso en castellano -tuvo que doblar a Borràs, Aragonès, Chacón, Riera y Jéssica Albiach-, dejó otra carpeta abierta sobre los partidos. ¿Qué hacer con la ultraderecha ahora que Vox ya forma parte del sistema y puede disparar sus mensajes xenófobos y racistas en la televisión pública? Ayer el resto de candidatos se conjuraron para ignorarlo.