Crónica

“Dudo entre dos partidos, cuando venga el cartero decidiré"

Los funcionarios de Correos empiezan a recoger votos en las casas por primera vez

Cesc Maideu
y Cesc Maideu

BarcelonaSuena el timbre en casa de Carme. Es la cartera, Neus. No trae cualquier carta. Si no, siguiendo el protocolo covid, no habría llamado al timbre y se habría limitado a dejar el sobre en el buzón. Pero hoy le tocaba salvaguardar la entrega hasta el último momento y darla en mano. Era la papeleta de las elecciones del 14-F que Carme había pedido por correo. Cuando Neus ha abierto la puerta mecánica del ascensor, Carme ya la esperaba en el rellano, impaciente. Tenía claro cuál sería la papeleta escogida. En condiciones normales, Neus se habría limitado a darle la papeleta y Carme, una vez elegido el partido, la habría llevado a la oficina de Correos. Pero la pandemia, especialista en crear situaciones inauditas, permite que por primera vez se emita el voto ante el cartero. Así, el viaje de ida también se convierte en el de vuelta y, por el medio, se eliminan trayectos.

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Carme ha recibido un paquete marrón. Dentro había una papeleta de cada partido y un sobre blanco donde tiene que ir la escogida. Antes de abrirla, ha dictado su DNI, y ha votado. El mismo paquete marrón y el sobre blanco –ahora lleno– ha vuelto a estar en manso de la Nieves. "Sempre he votado al mismo partido", comenta Carme, de 71 años. Solo una vez ha cambiado el sentido del voto: "En la época de Aznar, y no especialmente para votarlo". Las elecciones de este año son las primeras en las que ha votado por correo. Admite que ha "echado de menos la urna": "Tendría que ir a Barcelona, y ahora vivo en el Pirineu". Carme no tiene manías a la hora de decir a qué partido ha votado, comenta que en el fondo el quién no tiene importancia: "Lo más importante es votar".

Neus ha cogido el sobre de Carme y lo ha colocado en un pequeño compartimento del carrito. Nada de urnas, en un bolsillo con cremallera. "Es como si llevara mucho dinero encima", dice. El carrito, de hecho, está lleno. "Vamos al límite", comenta.

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Otros muchos sobres se han unido al de Carme. Algunos volvían llenos, otros se quedaban en las casas esperando un veredicto, y otros no encontraban destino: después de llamar al timbre repetidamente no había respuesta –entonces, tiene que volver al día siguiente y si sigue sin encontrar a nadie, deja un aviso para que se dirijan a Correos–. A veces, las personas veían pasar al cartero desde la ventana, observando que no era su turno. Es el caso de Òscar, que lo espera con ganas. "Dudo entre dos partidos. Cuando venga el cartero, decidiré", explica. Y es que votar por correo significa votar antes de tiempo. Carme ha escogido partido cuando no hacía más de una hora que había acabado el primer debate electoral. Aún así, existe la opción de esperar que avance más la campaña: puedes quedarte el sobre y entregarlo a Correos antes del 12 de febrero. Eso sí, siempre que lo hayas solicitado –a través de la web o presencialmente en Correos– antes del 5 de febrero.

Òscar decidió solicitarlo online. Será la segunda vez que vota por correo. El debut fue en las últimas municipales: "El día antes estaba en la grada del Villamarín viendo la final de la Copa del Rey". El Barça perdió 1 a 2 contra el Valencia. "El peor final", comenta.

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Hábitat natural

Neus también ha llegado al final del recorrido de hoy. El carrito está lleno a rebosar. Deposita el voto de Carme –y todos los demás– en la oficina. A partir de este momento, empieza un viaje con billete de vuelta: es transportado hasta la Junta Electoral de Zona y esta lo certifica al mismo momento que tacha de la lista a Carme. Ella ya ha votado. De forma escalada, los sobres van viajando hasta la oficina de Correos del pueblo donde están empadronados los votantes. Tendrán que esperar en una caja fuerte. Será el 14 de febrero cuando un funcionario los llevará hasta el centro de votación, donde el presidente de mesa los custodiará. Al final de la jornada, entrarán todos, por primera vez, a su hábitat natural: una urna.