Encarna Roca, de la sociovergencia a la derecha dura
La magistrada catalana del TC, que fue propuesta por el Parlament con el apoyo de PSC y CiU, se ha alineado con el sector conservador
BarcelonaEl Parlament de Catalunya propuso en 2008 dos nombres como candidatos a entrar en el Tribunal Constitucional: Encarna Roca i Trias (Barcelona, 1944) y Antoni Rovira (Barcelona, 1952). La propuesta contó conel apoyo de CiU, PSC y PP y el objetivo era muy claro: asegurar que en el nuevo TC que estaban negociando PP y PSOE hubiera al menos una voz catalana, puesto que Eugeni Gay abandonaba la institución. Aquella vez, sin embargo, PP y PSOE obviaron al Parlament y optaron por otros nombres. Cuatro años más tarde, no obstante, Alfredo Pérez Rubalcaba quiso recuperar el nombre de Roca, propuesto por el PSC y con el apoyo tácito de Duran i Lleida. Su elección fue saludada como una gran victoria del catalanismo por el entonces secretario de organización del PSC, Daniel Fernández. La sociovergencia pensaba que había colocado a uno de los suyos en el TC, alguien sensible a la realidad plurinacional del Estado, sobre todo después del fracaso del Estatut, y a los postulados progresistas en materias sociales.
Lo que nadie se esperaba, sin embargo, es la deriva de Roca, que sentencia a sentencia se ha ido alineando cada vez más con el sector conservador del TC hasta el punto de ser la que ha decantado, con su voto, la decisión sobre el estado de alarma.
Si ayer la sensación entre las filas del PSOE era de estupefacción, entre el PSC era de abatimiento, puesto que fueron ellos los que impulsaron su nombramiento. A diferencia del otro catalán del TC, Juan Antonio Xiol, Roca ha validado todas las decisiones del TC contra el Procés catalán, como por ejemplo la sentencia condenatoria. Así, mientras Xiol, junto con la andaluza María Luisa Balaguer, han cuestionado las condenas por sedición por “desproporcionadas”, Roca se ha mantenido junto a la mayoría.
Corridas de toros
Pero no solo esto. Roca fue, además, la ponente de la sentencia que levantó la prohibición de la celebración de toros en Catalunya con el argumento de que se trata de una “manifestación de arraigada tradición cultural”. Y el mes de marzo pasado emitió un voto particular contra una sentencia que avalaba el uso del asturiano en el Parlamento de Asturias.
Pero ¿quién es Encarna Roca? Sus méritos como jurista son incontestables. Como mujer fue pionera y la primera en muchos hitos, como por ejemplo ocupar la cátedra de derecho civil Duran i Bas de la Universitat de Barcelona entre el 1979 y el 1998. Se la considera una de las máximas expertas en España en derecho de familia, que ella ayudó a poner al día después de la aprobación de la Constitución. Sus estudios sobre la legítima y el derecho civil catalán son canónicos.
Pero más allá de su trabajo como jurista, en la universidad entró en el equipo rectoral de Josep Maria Bricall, y en 1993 se presentó a las elecciones con el objetivo de ser la primera mujer rectora. Ella representaba la apuesta continuista y se la asociaba a CiU. La sorpresa fue que el aragonés Antoni Caparrós, de ideología progresista y considerado próximo al PSC, consiguió el apoyo de los claustrales del Bloc d'Estudiants Independentistes para ser rector.
Ese fracaso político (que quizás marcó el inicio de su animadversión al independentismo) sería determinante en la carrera de Roca, que se fue a Oxford a estudiar, cosa que le abriría a la larga las puertas de la carrera judicial. En 2005, dos años después de recibir la Creu de Sant Jordi, se convirtió en la primera mujer miembro de la sala de lo civil del Supremo, donde creó jurisprudencia a favor de la igualdad de género en el ámbito familiar. De forma que en 2012, cuando fue elegida por el Congreso para el TC, el sector progresista la consideraba de los suyos.
Pero la evolución de Roca hacia posiciones ultraconservadoras (ella prefiere hablar de “prudencia”) la alejó cada vez más de sus compañeros progresistas, hasta el punto de que se negaron a votarla como vicepresidenta del TC en marzo de 2017. Si hoy el TC está controlado por la derecha, y en concreto por el binomio PP-Vox, es gracias en parte al cambio de filas de Roca. Ella lo niega y reafirma su independencia de criterio, pero los hechos son los que son.
Un caso similar le pasó al PSOE con el exmiembro del TC Manuel Aragón, considerado progresista y que fue el cerebro de la mutilación del Estatut. Por algún motivo, parece que este tipo de evolución es habitual en Madrid.